El alzhéimer es una enfermedad degenerativa que afecta a muchas personas alrededor del mundo. La Fundación Alzheimer España (FAE) denuncia una realidad, no hay cifras actualizadas sobre la enfermedad de Alzheimer de inicio precoz, sino que son números recogidos por diferentes estudios.
Sin embargo y pese a que los avances en paliar los efectos de esta enfermedad no han sido del todo concluyentes, la Universidad Complutense de Madrid (UCM) afirma que una activa física constante puede ser de ayuda. “En cualquier caso, parece que la actividad física sí podría contribuir a retrasar el inicio de la sintomatología clínica en individuos portadores de este factor de riesgo genético”, apunta Jaisalmer de Frutos Lucas, investigadora del Departamento de Psicología Experimental, Procesos Cognitivos y Logopedia de la UCM y del grupo de Neurociencia Cognitiva.
“En cualquier caso, parece que la actividad física sí podría contribuir a retrasar el inicio de la sintomatología clínica en individuos portadores de este factor de riesgo genético”
La investigación informa que la proteína ApoE4 relacionada con la actividad física estan ligados con un marcador genético en el alzhéimer, concluyendo que la práctica de actividad es más protectora en estadios iniciales de la enfermedad en aquellos individuos que presentan ese factor de riesgo. Sin embargo, señala a su vez que ne los caos en los que el cerebro acumula mayor carga de amiloide y factores de inflamación, se reduce la capacidad protectora de la actividad física, si bien no llega a eliminarse.
El estudio, se llevo a cabo tras la una exhaustiva revisión de la literatura existente sobre el efecto de la actividad deportica, y la presencia del factor genético de riesgo APOE E4, individualmente y combinados, afectan a una serie de mecanismos moleculares implicados en la neuropatología tipo Alzheimer. El trabajo, va más allá de la mera recopilación y resumen de información, integrando los resultados de décadas de investigación en un modelo teórico, declaran los autores.
“En ausencia de una cura podemos al menos plantear la posibilidad de combinar diferentes estrategias de intervención, farmacológicas o no, con programas de ejercicio para que se potencien los beneficios de la actividad física”
“En ausencia de una cura podemos al menos plantear la posibilidad de combinar diferentes estrategias de intervención, farmacológicas o no, con programas de ejercicio para que se potencien los beneficios de la actividad física”, destaca Alejandra García Colomo, también investigadora de la UCM.
Estudios anteriores no eran muy concluyentes y presentaban en ocasiones, contradicciones. “Algunos encuentran que la inactividad física es particularmente dañina para aquellos individuos que presentan el factor de riesgo genético, mientras que otros estudios indican que tanto individuos con riesgo genético como sin él se benefician igual, y otros apuntan a que sólo los que no presentan este riesgo pueden obtener algún beneficio y protección”, añade de Frutos.