En España cada año hay una incidencia de 1.200 casos de cáncer testicular. Esta neoplasia que afecta principalmente a los hombres de entre 30 y 40 años, es común tratarla con técnicas conservadoras que sin embargo provocan falsos aneurismas que aparecen tras resercar los ganglios afectados por la metástasis de los tumores testiculares respetando la vena cava. Y para cuyo tratamiento no existe un protocolo de actuación.
Por eso, en el Congreso Europeo de Urología 2021, que se celebró de forma virtual entre los días 8 y 12 de julio, el Dr. Francesco Pellegrinelli, del equipo de Uros Associats del Centro Médico Teknon, que dirige el Dr. Juan Antonio Peña propuso un tratamiento conservador con el que ha tenido muy buenos resultados.
“Hemos podido observar que, tras un manejo conservador, al mes de la cirugía el aneurisma había desaparecido. Hay que entender que este falso aneurisma es secundario al tumor y no depende de la pared de la vena cava, por lo que era lógico prever que, habiendo desaparecido el motivo, la morfología del paciente recuperaría su estado normal, ya que no había un debilitamiento de la pared de la vena”, explicó el propio Dr. Pellegrinelli.
Optamos por una vía conservadora. Un mes después, a través de un TAC se pudo ver que la vena cava había regresado a la normalidad
Como manifestó en el congreso, este tratamiento se puso en marcha con un paciente de 31 años con tumor testicular no seminomatoso metastásico. Tras realizársele una orquiectomía o extirpación del testículo y después de un tratamiento de quimioterapia, se observó la persistencia de masas retroperitoneales de un tamaño superior a los 10 mm.
“En estos casos, lo indicado es realizar una linfadenectomía o resección de los ganglios retroperitoneales. Se trata de una cirugía de elevada complejidad que en nuestro centro se realiza a través de laparascopia, para que el paciente sufra una mínima agresión”, añadió el Dr. Pellegrinelli. En un 10% de los casos en los que los ganglios son metastásicos, pueden acabar afectando a la vena cava, pero si no hay una infiltración de la pared es posible llevar a cabo la intervención sin necesidad de resecar también la vena, algo que evita un 60% de complicaciones derivadas de esta operación.
En este caso fue posible extirpar la masa sin necesidad de resecar la vena, pero al terminar la intervención se evidenció un falso aneurisma de la vena cava, una situación totalmente novedosa relacionada con el tumor testicular metastásico. “No había ninguna indicación clara sobre cómo proceder, así que optamos por una vía conservadora. Un mes después, a través de un TAC se pudo ver que la vena cava había regresado a la normalidad. Esto es muy importante porque permite ofrecer indicaciones en caso de que otros equipos se encuentren en esta misma situación y ayudar a evitar maniobras que puedan ser peligrosas, como la resección de la vena cava”, evidenció el Dr. Francesco Pellegrinelli.