La alopecia areata es un trastorno autoinmune que provoca la caída de cabello, lo que puede generar un gran impacto en la propia imagen de las personas que la padecen, pacientes de todas las edades entre los que se incluyen niños. Así, pueden ver reducida su autoestima en gran medida y ver afectada su salud mental.
Para la mayoría de los pacientes con esta condición, no existe un tratamiento eficaz actualmente. Sin embargo, un grupo de investigadores del MIT, el Hospital Brigham and Women's y la Facultad de Medicina de Harvard han desarrollado un nuevo tratamiento potencial, basado en un parche con microagujas.
La alopecia areata es una condición que afecta a más de seis millones de estadounidenses, y ocurre cuando las propias células T del cuerpo afectan a los folículos pilosos, lo que provoca la caída del cabello. Para la mayoría de los pacientes, el único tratamiento disponible, que pasa por inyecciones de esteroides inmunosupresores en el cuero cabelludo, es doloroso y los pacientes a menudo no lo toleran.
"En lugar de suprimir el sistema inmunológico, ahora nos estamos centrando en regularlo precisamente en el lugar de encuentro con el antígeno para generar tolerancia inmunológica"
El nuevo tratamiento puede aplicarse sin dolor en el cuero cabelludo, y libera medicamentos que ayudan a reequilibrar la respuesta inmune en el sitio. De este modo, se detiene el ataque autoinmune. Los parches de microagujas están hechos de ácido hialurónico reticulado con polietilenglicol (PEG), son biocompatibles y se suelen emplear en aplicaciones médicas. Con este método de administración, los medicamentos pueden atravesar la dura capa exterior de la epidermis, que no puede ser penetrada por las cremas aplicadas sobre la piel.
“Este enfoque innovador marca un cambio de paradigma. En lugar de suprimir el sistema inmunológico, ahora nos estamos centrando en regularlo precisamente en el lugar de encuentro con el antígeno para generar tolerancia inmunológica”, comenta Natalie Artzi, científica investigadora principal en el Instituto de Ingeniería y Ciencias Médicas del MIT.
Los investigadores descubrieron, en un estudio con ratones, que este tratamiento permitía que el cabello volviera a crecer. En concreto, detectaron que los ratones tratados con este parche en días alternos durante tres semanas tenían muchas más células T reguladoras presentes en el sitio, junto con una reducción de la inflamación. El cabello pudo volver a crecer en esos sitios y este crecimiento se mantuvo durante varias semanas después de finalizar el tratamiento.
En estos ratones, no hubo cambios en los niveles de células T reguladoras en el bazo o los ganglios linfáticos, lo que sugiere que el tratamiento afectó sólo al sitio donde se aplicó el parche. En otra serie de experimentos, los investigadores injertaron piel humana en ratones con un sistema inmunológico humanizado. En estos ratones, el tratamiento con microagujas también indujo la proliferación de células T reguladoras y una reducción de la inflamación.
“Este enfoque silencia todo el sistema inmunológico, ofreciendo alivio de los síntomas de inflamación pero provocando recurrencias frecuentes. Además, aumenta la susceptibilidad a infecciones, enfermedades cardiovasculares y cáncer”, afirma Artzi.
“Este enfoque silencia todo el sistema inmunológico, ofreciendo alivio de los síntomas de inflamación pero provocando recurrencias frecuentes"
Para este estudio, los investigadores cargaron los parches con una combinación de citocinas IL-2 y CCL-22. Juntas, estas moléculas inmunes ayudan a reclutar células T reguladoras, que proliferan y ayudan a reducir la inflamación. Estas células también ayudan al sistema inmunológico a aprender a reconocer que los folículos pilosos no son antígenos extraños, por lo que dejará de atacarlos.
Los investigadores diseñaron los parches de microagujas para que, después de liberar su carga útil del fármaco, también pudieran recolectar muestras que podrían usarse para monitorear el progreso del tratamiento. El ácido hialurónico hace que las agujas se hinchen unas diez veces después de entrar en la piel, lo que les permite absorber el líquido intersticial que contiene biomoléculas y células inmunitarias de la piel. Tras la retirada del parche, los investigadores pueden analizar muestras con el objetivo de medir los niveles de células T reguladoras y marcadores de inflamación. Esto podría resultar valioso para el seguimiento de futuros pacientes que puedan someterse a este tratamiento.
Ahora, los investigadores planean seguir desarrollando este enfoque para tratar la alopecia y expandirlo a otras enfermedades cutáneas autoinmunes. De este modo, la estrategia podría también adaptarse para tratar otras enfermedades como el vitíligo, la dermatitis atópica y la psoriasis.