Un grupo de especialistas en salud mental de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) ha llevado a cabo un estudio sobre la relación entre la cognición y la conducta suicida en trastornos psicóticos. La investigación, publicada en la revista "Schizophrenia Research", propone un nuevo enfoque en el desarrollo y abordaje de la conducta suicida en los primeros episodios psicóticos.
La conducta suicida es un problema de salud pública preocupante, pues el riesgo de suicidio es de un 5% en los trastornos psicóticos. En estos trastornos, las conductas suicidas son especialmente pronunciadas en las etapas iniciales, ya que la prevalencia se sitúa en torno al 25% y al 50%.
Los investigadores encontraron diferencias en el procesamiento cognitivo y emocional de la información social y la capacidad de reflexionar sobre el propio pensamiento
El estudio de la UAM se realizó con 190 participantes que se encontraban en las fases iniciales de un trastorno psicótico, que comprende los primeros cinco años tras el inicio del tastorno. A través de dos estudios multicéntricos en los que participó el Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz, los participantes fueron evaluados.
La evaluación incluyó una entrevista para recoger datos sociodemográficos y del estado clínico de los participantes. Además, se aplicó un protocolo de evaluación compuesto por pruebas de evaluación neurocognitiva, de cognición social y de metacognición. Los resultados obtenidos se analizaron estadísticamente, teniendo en cuenta la presencia o ausencia de antecedentes de conducta suicida.
Los investigadores no observaron diferencias significativas en el funcionamiento neurocognitivo, tanto en lo relativo a la inteligencia general como a dominios neurocognitivos específicos como la atención, la memoria de trabajo o el funcionamiento ejecutivo.
Sin embargo, encontraron diferencias en el procesamiento cognitivo y emocional de la información social (cognición social) y la capacidad de reflexionar sobre el propio pensamiento (metacognición). “Los individuos con antecedentes de conducta suicida tendían a mostrar una baja tendencia a atribuir eventos negativos a circunstancias externas, una mayor capacidad para inferir estados mentales propios y ajenos, y un sesgo hacia las conclusiones precipitadas”, explica la Dra. Aina Sastre, autora del trabajo.
Por otro lado, el estudio evaluó también de forma diferenciada el insight o conciencia de la enfermedad. "Por un lado, el insight clínico o la capacidad de reconocer que uno tiene un trastorno mental, y por otro, el insightcognitivo o la capacidad de reevaluar pensamientos y creencias para llegar a conclusiones reflexivas, lo que implicaría procesos metacognitivos”, añade la investigadora.
Las distinciones reflejan que los participantes con antecedentes de conducta suicida mostraban niveles más altos de auto-reflexión, que es una de las dimensiones del insight cognitivo, pero no mostraron diferencias en lo relativo al insightclínico.
Los participantes con antecedentes de conducta suicida mostraban niveles más altos de auto-reflexión
Así, los resultados de la investigación revelan que, mientras que el insight clínico sería independiente de la conducta suicida, un alto nivel de insight cognitivo implicaría una mayor conciencia de los déficits junto con una experiencia emocional perturbadora del trastorno.
“Esto, junto con la presencia de un sesgo hacia las conclusiones precipitadas, favorecería la aparición de la conducta suicida, al considerarla una opción con consecuencias desadaptativas para afrontar ambos aspectos”, subraya la Dra. Sastre. Estos hallazgos respaldan las recomendaciones clínicas sobre la importancia de facilitar el acceso a tratamientos psicológicos y de promover el insight en aquellas personas con un trastorno psicótico que también presentan conducta suicida.