Este sábado 2 de abril se celebra el Día Mundial del Autismo. Tal y como recoge la Confederación Autismo España, se trata de un trastorno de origen neurobiológico que afecta a la configuación del sistema nervioso y al funcionamiento cerebral, dando lugar a dificultades en dos áreas principalmente la comunicación e interacción social y la flexibilidad del pensamiento.
Las personas con trastorno del espectro autista(TEA) requieren de un abordaje integral, donde profesionales como los terapeutas ocupacionales tienen un lugar importante. Desde ConSalud.es hemos hablado con Nuria García, terapeuta ocupacional de la Asociación Dedines, sobre cuál es su labor y las necesidades de estas personas. “El TEA afecta a cada persona de manera distinta, por lo tanto, los planes de tratamiento deben incluir profesionales de diversas disciplinas. No obstante, normalmente se observa falta de coordinación de las funciones sensoriales, motoras, cognitivas, de lenguaje y de otro tipo, dando lugar a disfunciones en el comportamiento y en el desarrollo”.
Los terapeutas ocupacionales utilizan muchos abordajes diferentes de tratamiento para las personas con TEA, siendo el principal objetivo lograr la mayor independencia posible en las actividades de la vida diaria.
"Una integración sensorial pobre dificulta ofrecer respuestas adaptadas a nuestro entorno y a los eventos que en él tienen lugar, lo que constituye la base del aprendizaje académico y del comportamiento social"
Un alto porcentaje de niños con autismo presenta alteraciones de integración sensorial. Según aclara la terapeuta Nuria García, "una integración sensorial pobre dificulta ofrecer respuestas adaptadas a nuestro entorno y a los eventos que en él tienen lugar, lo que constituye la base del aprendizaje académico y del comportamiento social".
En relación a las actividades que se llevan a cabo con las personas con autismo, la terapeuta ocupacional explica que los niños diagnosticados con TEA que están en la Asociación asisten a terapia una vez a la semana. “Vienen semanalmente en sesiones individuales de 45 minutos”. Además, asegura que los profesionales y las familias están siempre en contacto, “inicialmente contactamos para fijar unos objetivos de intervención y establecer el plan de tratamiento”, explica.
DURANTE LA PANDEMIA
Esta profesional cuenta que es difícil generalizar, porque cada niño es distinto y tiene peculiaridades que le hacen enfrentarse a las situaciones de forma diferente. Además, según refieren las familias, lo más complejo de manejar durante los inicios de la pandemia fue el confinamiento en el domicilio y la restricción de horarios para salir a la calle. "Otros aspectos como el uso de mascarilla o de hidrogel también generaron y siguen generando rechazo en algunos de los niños con TEA" añade.
Por otro lado, la pérdida de la rutina ocupacional y la falta de terapias "han influido en general de forma negativa". Retomar las terapias después del confinamiento domiciliario supuso, en la mayoría de los casos, “volver a empezar”, concluye.