Con motivo del Día Nacional de la Espina Bífida y la Hidrocefalia, que se celebra este próximo jueves, 21 de noviembre, la Sociedad Española de Neurología Pediátrica (SENEP) recuerda la importancia de la toma del ácido fólico desde el periodo periconcepcional para evitar el desarrollo de la espina bífida.
“La toma de fármacos como el ácido valproico o el metrotexate, que interfieren en la actuación del ácido fólico, también pueden causarlo. Se conoce, además, que hay una predisposición genética”, explica la presidenta de la SENEP, la doctora Rocío Sánchez Carpintero Abad.
La espina bífida es una malformación que ocurre cuando se forma la médula espinal en el primer mes de vida intrauterina. “Consiste en un defecto de cierre de piel y de hueso sobre alguno de los segmentos medulares, más frecuentemente en la región lumbar. Da lugar a daño en esa zona de la médula espinal, y ocasiona déficits sensitivos y motores en las regiones, cuya inervación depende de ese segmento, así como problemas en el control de esfínteres”, apunta la doctora Sánchez.
La espina bífica y la hidrocefalia son enfermedades poco frecuentes, cuya incidencia varía en nuestro país de 1 a 7 por cada mil recién nacidos vivos
Los desafíos a los que se enfrentan actualmente las personas con espina bífida dependerán del nivel medular en el que se encuentre la lesión, “de forma que cuanto más alto se encuentre, mayores serán las complicaciones”, afirma la presidenta de la SENEP, y añade: "Muchos desafíos se derivan de su dificultad motriz. Por ello, es preciso que los espacios estén adaptados para una correcta movilidad sin barreras”.
Además, existern más problemas para las personas con esta enfermedad, que, según la especialista, disminuirían con "protocolos claros de tratamiento, centros especializados en el tratamiento global, con grupos multidisciplinares de profesionales de la salud de diferentes áreas: neuropediatría, psicología, enfermería urología, neurocirugía, rehabilitación, fisioterapia, entre otros especialistas”. De hecho, resalta que en los niños con espina bífida cada vez se reconocen más las dificultades específicas de aprendizaje.
Esta conmemoración coincide también con el Día Nacional de la Hidrocefalia, una enfermedad poco frecuente también. En concreto, la incidencia de ambas patologías, de la espina bífida y de la hidrocefalia, varía en nuestro país, de 1 a 7 bebés por cada mil recién nacidos vivos.
La falta de protocolos comunes en ambas patologías hace necesaria la labor de un equipo multidisciplinar de profesionales sanitario, entre los que se encuentran los neuropediatras
“La hidrocefalia tiene como causa cualquier obstrucción en la circulación del líquido cefalorraquídeo. En el caso de la espina bífida, se produce como consecuencia de una obstrucción debida al escaso espacio que tiene el cerebro en la fosa posterior, lo que impide la circulación adecuada de dicho líquido”, explica la presidenta de la SENEP.
Al igual que en la espina bífida, en el caso de la hidrocefalia faltan igualmente este tipo de protocolos comunes para su tratamiento y abordaje. Desde esta sociedad científica se reconoce que una de las dificultades que hoy en día existen para el desarrollo de los mismos, y en ambos casos, es que las complicaciones varían mucho de un individuo a otro, y es necesario, por tanto, una aproximación individualizada para cada niño, que debe realizar un equipo multidisciplinar de profesionales sanitarios, entre los que se encuentran los neuropediatras.