Los fármacos de acción sintomática lenta (SYSADOA, por sus siglas en inglés SYmptomatic Slow Acting Drug for OsteoArthritis) son un grupo terapéutico de medicamentos concebidos para el tratamiento de la artrosis, una patología considerada como la enfermedad reumatológica más frecuente en nuestro país. Tanto es así que la Encuesta Nacional de Salud de España (ENSE), relativa al año 2017, revela que la artrosis es la principal patología crónica entre las mujeres de más de 15 años de edad.
El Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, dirigido por María Luisa Carcedo, baraja entre sus múltiples planes de actuación dejar de financiar estos fármacos en el conjunto del Sistema Nacional de Salud (SNS). Así lo publicó en exclusiva ConSalud.es el pasado 25 de octubre, explicando que el propósito del Gobierno podría ser la obtención de capital para la financiación de otros tratamientos que se han aprobado en las últimas fechas.
La Encuesta Nacional de Salud de España (ENSE), relativa al año 2017, revela que la artrosis es la principal patología crónica entre las mujeres de más de 15 años de edad
En el análisis de un año natural, las estadísticas indican que un 10% de la población entre 65 y 74 años consulta a su médico de Familia acerca de la artrosis y, la mitad de todos ellos, acude a consulta con una serie de problemas crónicos. Una cifra que, además, se incrementa hasta un 14% cuando la edad es superior a los 85 años.
Cuando la edad es avanzada, el descenso del nivel de estrógenos aumenta entre la población femenina las posibilidades de sufrir problemas articulares. Por todo ello, los expertos apuntan que la artrosis es la principal causa de discapacidad en extremidades inferiores en adultos mayores.
Si Sanidad toma la decisión de desfinanciar este grupo terapéutico, un millón de personas se verán afectadas en España y no tendrán otra alternativa que ofrezca seguridad y eficacia avalada
Si finalmente el departamento de María Luisa Carcedo toma la decisión de desfinanciar este grupo terapéutico, un millón de personas se verán afectadas en España y no tendrán otra alternativa que ofrezca seguridad y eficacia avalada por diversos estudios clínicos. En este contexto, los facultativos tendrán que adoptar la decisión de prescribir analgésicos y antiinflamatorios.
Todo ello a pesar de que tan solo el 5% de los costes en el tratamiento de la artrosis corresponden a los fármacos. El 46% son costes asistenciales, el 22% son las bajas laborales, el 13% son los ingresos hospitalarios y, por último, el 7% las pruebas diagnósticas.