El estudio ‘Análisis normativo: la atención temprana que reciben los niños y niñas con trastorno del espectro del autismo en España’ presentado por la Confederación Autismo España revela que nacer en una u otra comunidad española condiciona la calidad, intensidad y precocidad de los servicios de atención temprana a los que puede acceder un menor diagnosticado de trastorno del espectro del autismo (TEA) o en riesgo de presentarlo.
En España, según un estudio sociodemográfico de 2019 realizado también por la Confederación, existen 2.116 casos notificados de personas con autismo. Según la media europea exite un caso por cada 100 nacimientos.
La atención temprana, entendida como el conjunto de intervenciones dirigidas a la población infantil de 0 a 6 años diagnosticada de autismo (o en riesgo de presentarlo), a su familia y a su entorno, para resolver las necesidades que presentan las primeras etapas del desarrollo evolutivo, “resulta esencial para favorecer el desarrollo y la calidad de vida de los niños y niñas con TEA, al tiempo que favorece el bienestar emocional de las familias”, tal y como defiende Miguel Ángel de Casas, presidente de Autismo España.
La investigación señala que los niños que son completamente no verbales y comienzan la intervención en su época preescolar tienen más probabilidades de volverse verbales que los que comienzan a partir de los seis años. Partiendo de este punto, se realizó el informe para analizar y comparar la normativa existente en las diferentes comunidades autónomas españolas, que son las que ostentan las competencias en materia de atención temprana.
La atención primaria contribuye también a la “prevención de la aparición de otras condiciones de salud mental”
Ante la necesidad de contar con una atención precoz, el análisis puso de manifiesto la diferencia normativa sobre atención temprana entre las comunidades autónomas en relación a aspectos como la edad de acceso y finalización del servicio, la regulación de los sistemas de atención temprana y la definición de servicios, profesionales, frecuencia y metodología de la atención. A lo que se suma la inexistencia de planes de transición o continuidad para aquellos niños que dejan de tener derecho a los servicios de atención temprana.
Todo ello provoca importantes diferencias de oportunidades de los menores con espectro del autismo. En España existe una lista de espera para atención temprana en algunas comunidades de más de 1.400 familias.
Ante esta realidad y las conclusiones del análisis, desde Autismo España reclaman una atención temprana especializada e igualitaria para los menores de 0 a 6 años con TEA, con sistemas armonizados para evitar la desigualdad entre menores y que determinen condiciones básicas de entrada y salida del sistema o un catálogo común de servicios; unas normas básicas dictadas por la Administración General del Estado que permitan esa homogenización de los sistemas de las comunidades autónomos; una agilización administrativa para evitar demoras en el acceso; una red de centros especializados que asegure la coordinación posterior, y un seguimiento de los distintos sistemas de atención temprana a través de una Comisión Interterritorial.
“Los pronósticos de los niños y niñas con autismo son siempre más favorables cuanto más precozmente sean estimulados”, recuerda Ruth Vidriales, directora técnica de la Confederación. Quien además añade que la atención temprana contribuye también a la “prevención de la aparición de otras condiciones de salud mental o sintomatología añadida al TEA”.