La evolución del tratamiento antirretroviral ha revolucionado el pronóstico y la supervivencia del paciente infectado por VIH consiguiendo reducir su mortalidad y mejorando su calidad de vida. En este contexto, la morbimortalidad por enfermedades que antes no se desarrollaban por el curso fatal de la infección, como las enfermedades cardiovasculares, ahora empiezan a manifestarse como una de las principales causas de comorbilidades en el paciente con VIH. Esta es una de las principales conclusiones de la reunión Salud Cardiovascular CV en el paciente VIH positivo organizada por Gilead este martes en Palma de Mallorca.
Esta jornada ha tenido como propósito revisar la situación epidemiológica del riesgo cardiovascular en la población VIH+, su correcta valoración utilizando las escalas adecuadas, los diferentes factores clásicos que afectan su salud cardiovascular, así como debatir la evidencia científica publicada en torno a ello.
“Podemos reducir los problemas cardiovasculares del paciente VIH conociendo su riesgo particular y prediciendo el riesgo futuro con medidas de prevención"
Aunque el mecanismo por el que se produce la lesión vascular no se conoce con certeza, intervienen diversos factores genéticos, de riesgo cardiovascular (FRCV) tradicionales, el propio tratamiento antirretroviral y parámetros relacionados con el propio VIH, como son los cambios inflamatorios e inmunológicos, incluso en pacientes con buen control inmunovirológico.
El incremento de eventos cardiovasculares así como de las comorbilidades asociadas al VIH se recoge en la cohorte VACH y en las guías de seguimiento del paciente VIH que recomiendan que se debe estimar el riesgo individual de sufrir una enfermedad cardiovascular con la mayor exactitud posible.
Evitar las enfermedades cardiovasculares en el VIH puede ser posible utilizando fármacos innovadores, eficaces, con menor toxicidad y en un solo comprimido que contiene el régimen antirretroviral completo. En este sentido, a lo largo de la jornada, se ha hablado sobre la evidencia publicada en torno a las diferentes alternativas terapéuticas tanto a nivel de backbone como de las diferentes familias de terceros agentes, con foco en la familia de los INI’s, revisando la evidencia del impacto del antirretroviral sobre el riesgo cardiovascular, procesos inflamatorios, impacto en el perfil lipidito, etc. y la importancia de adaptar la medicación al paciente más allá del control virológico.
En palabras del doctor Vicente Estrada, jefe de sección de Medicina Interna y Enfermedades Infecciosas del Hospital Clínico San Carlos, “podemos reducir los problemas cardiovasculares del paciente VIH conociendo su riesgo particular y prediciendo el riesgo futuro con medidas de prevención. Es necesario influir en los riesgos tradicionales como el tabaco, la presión arterial y controlando que los lípidos estén en los valores más bajos posibles. Asimismo, es muy importante utilizar medicamentos poco tóxicos. Se calcula que más o menos el 40% de los pacientes en tratamiento tienen un riesgo cardiovascular intermedio o alto. Los pacientes VIH tienen mayor riesgo de sufrir infarto de miocardio o accidente cerebrovascular que la población general”. Esta jornada ha contado además con la participación de los doctores Francesc Homar, del Hospital Son Llàtzer de Palma y Jaume Marrugat del Hospital del Mar de Barcelona.