La prestigiosa revista científica Annals of Intenal Medicine ha publicado este mes uno de los mayores análisis realizados en personas transgénero para evaluar los posibles efectos cardiovasculares adversos de los tratamientos hormonales a los que estos se someten para alinear su sexo con su género, ha informado la Sociedad Española de Cardiología
Las conclusiones apuntan que, en efecto, existe mayor riesgo cardiovascular en mujeres transgénero, causado probablemente por la terapia de estrógenos, pero los investigadores no han podido demostrar el aumento del riesgo cardiovascular en hombres transgénero, debido a que el número de incidentes resultó demasiado pequeño.
El estudio Goodman se ha basado en la evaluación de la salud cardiovascular durante cuatro años de 2.842 mujeres y 2.118 hombres transgénero que fueron tratadoscon terapias hormonales en California y Georgia. De estos, solo el 23% se sometió a cirugía de reasignación de género. Los resultados obtenidos se han contrastado con los registros de 48.686 hombres y 48.775 mujeres no transgénero, aparejados por raza, etnia y año de nacimiento.
El riesgo de tromboembolismo venoso (un peligroso tipo de coágulo) casi se duplica para personas en transición de hombre a mujer
El análisis apunta que el riesgo de tromboembolismo venoso (un peligroso tipo de coágulo) casi se duplica para personas en transición de hombre a mujer si se compara con el riesgo que tienen los hombres y las mujeres no transexuales.Tras dos años sometido a terapia de estrógeneos, el subgrupo de pacientes presentó 5,1 veces más probabilidades de desarrollar un coágulo potencialmente peligroso que los hombres no transexuales.
Además se observó que el riesgo de accidente cerebrovascular (ictus) para las mujeres transgénero, en este caso tras un período de seguimiento de más de seis años, era 9,9 veces mayor en comparación con los hombres del grupo de control y 4,1 veces superior que en las mujeres.
Respecto al infarto, no se apreció un aumento del riesgo en mujeres transgénero. Es cierto que este fue 2,4 veces mayor en comparación con el grupo de control femenino, pero el dato es coherente, pues las mujeres son menos propensas a sufrir este tipo de eventos cardiovasculares que los hombres.