Las fiestas navideñas están repletas de eventos que giran alrededor de la comida. Por eso, es un tiempo del año donde la comida y el encuentro social adquieren un papel central en muchos hogares. Aunque para muchos se trate de momentos para compartir y disfrutar del buen comer, para las personas diagnosticadas con alguno de los muchos trastornos de la conducta alimentario (TCA), estos días del año pueden volverse más complicados.
Es más, Bàrbara Alcaide, psicóloga de la Asociación Contra la Anorexia y Bulimia (ACAB), cuenta que en estas fechas están realizando diversos cursos para saber llevar este problema de salud. “Todos los TCA en Navidad suelen empeorar. Ahora mismo tenemos cuatro grupos de apoyo a padres de hijos con TCA porque es el tema que interesa en estas fechas”.
Tal y como cuenta la psicóloga, “para las personas que padecen un TCA, son unas fechas de muchas ansiedad y mucho terror, porque es una exposición a mucha comida y que además, se come con la familia. Hay muchas veces que la familia desconoce el problema o tampoco sabe que cualquier comentario puede intervenir en la persona, de tal forma que le afecte y en ese momento crearle una crisis de ansiedad y querer marcharse de ahí”.
En España, alrededor de 400.000 personas padecen algún TCA de los que 300.000 son chicos y chicas de entre 12 y 24 años, siendo la tercera causa de enfermedad crónica en la adolescencia. Los TCA los sufren en mayor medida la población femenina (90%), aunque cuanto menor es la edad del paciente mayor es el número de hombres con estos trastornos, antes de la pubertad la proporción es de seis chicas por cada cuatro chicos. Asimismo, los pacientes con estas patologías se enfrentan en Navidad a una etapa especialmente estresante, que se manifiesta en diciembre y enero con un aumento de las consultas psicológicas y médicas por estas patologías por debuts o empeoramiento de las pacientes.
"Una paciente había empezado empeorar días previos a las fiestas porque ella lo que quería era estar ingresada en planta para no tener que ir a casa"
La persona que sufre un TCA tiene una relación inadecuada con la comida. Esta puede estar basada en la restricción de la ingesta, como es el caso de la anorexia nerviosa, o en el descontrol alimentario o atracones, como ocurre en la bulimia nerviosa o el trastorno por atracones. En ambos casos “en estas fechas hay un empeoramiento de los síntomas”.
“Hemos conocido un testimonio de una paciente que había empezado empeorar días previos a las fiestas porque ella lo que quería era estar ingresada en la planta de la Unidad de Tratamiento para los TCA para no tener que ir a casa. Imagínate cómo se debía sentir en ese momento para no compartir estas fechas con la familia”, explica la psicóloga.
Son situaciones en la que los pacientes que se encuentra con mesas acompañadas de comidas abundantes y esto “les produce muchísima vergüenza”. “Es normal que en estas fiestas haya abundancia de comida y lo que suele pasar después es que si hay una ingesta, que ellos consideran más de la que deberían, pues puede existir después un sentimiento de culpa, malestar emocional y sentirse mal consigo mismos. Además, tienen miedo a cualquier comentario respecto a su físico y a cómo comen y lo que comen”.
¿CÓMO PODEMOS AYUDAR?
En estos meses la palabra “evitar” no se puede relacionar con los TCA, pero sí se puede usar el término “ayudar”. Por eso, la psicóloga da una serie de consejos a muchas familias para “que esta situación sea lo menos dolorosa y traumática para los pacientes”.
“Hay una serie de pautas a seguir. Por ejemplo, que no participen en la preparación de las comidas y que se dediquen a otras cosas, como encargarse de la decoración de la casa. También es recomendable hacer comidas de primer plato, segundo plato y postre. Es importante que no picoteé, y más en que en navidad el “pica-pica” suele estar encima de muchas mesas. También que siga su rutina con normalidad. Es decir, que no haga sobreingestas para luego saltarse una comida.”.
“Es muy buena estrategia también que el paciente afectado esté al lado de una persona que para ella presente apoyo, como puede ser su cuidador principal o una hermana, porque así le da más seguridad”, termina Alcaide. Y para a aquellas personas que empiezan con los síntomas, lo principal es pedir ayuda profesional a tiempo, porque los TCA son una enfermedad compleja y grave y tanto la persona, como su entorno cercano vivirán momentos muy duros de inestabilidad emocional que forman parte del proceso.