Suicidio y trastorno límite de la personalidad: “Un 90% de las personas lo intenta al menos una vez"

El mes de mayo está marcado en el calendario para concienciar sobre el trastorno límite de la personalidad, un trastorno grave que puede afectar hasta un 7% de la población

Ana Cabadas, psicóloga clínica especializada en trastorno límite de la personalidad. (Foto: Fundación AMAI TLP)
15 mayo 2024 | 11:00 h
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Identificar las enfermedades de salud mental puede no ser nada fácil, especialmente para aquellos familiares y personas cercanas que rodean al paciente afectado. Y es este desconocimiento de los síntomas de malestar el que puede provocar consecuencias irreversibles. Una de ellas es el suicidio, una realidad a la que están expuestas la mayoría de las personas que padecen trastorno límite de la personalidad (TLP). En concreto, un 90% de las personas que padecen este trastorno tiene al menos un intento de suicidio en su historial, en palabras de la psicóloga clínica especializada en TLP en la Fundación AMAI TLP, Ana Cabadas.

La tentativa de suicidio es lo más preocupante del diagnóstico de TLP. Unas intenciones que pueden comenzar con autolesiones, como declara la experta a ConSalud.es, y que pueden ser identificables mediante cortes o quemaduras. Sin embargo, la identificación no es tan sencilla. Algunos pacientes muestran su malestar “de manera emocional”, detalla la psicóloga. Es decir, algunos pacientes de TLP pueden exponerse a situaciones de riesgo, lo que Cabadas llama “proceso de boicoteo”, que también puede ser un signo de alerta.

"Ahora estamos viendo que el aumento puede llegar incluso al 7% porque cada vez hay más diagnósticos"

Es importante tener en cuenta estos indicios de TLP, un trastorno mental grave que cada vez tiene más incidencia. “Antes se hablaba de un 2% de la población. Ahora estamos viendo que el aumento puede llegar incluso al 7% porque cada vez hay más diagnósticos”, puntualiza la psicóloga de la Fundación AMAI TLP. Una patología que, pese a relacionarse con factores biológicos, en su mayoría se debe a causas ambientales en personas que “presentan en su infancia un estilo de apego inseguro”, define.

Dada la gravedad de este trastorno, y más allá de entender los factores desencadenantes, la sanitaria explica cuáles son los diferentes signos de alerta que pueden indicar que algo está pasando. “En primer lugar, verbalizar o hablar del suicidio de forma recurrente puede ser una señal de alerta”, afirma. A esto se suman los signos de autolesión, el consumo de sustancias o la inestabilidad en el afecto. Sobre este último signo, la sanitaria matiza que, a veces, puede relacionarse con la adolescencia, “pero cuando se sale de la norma y se acompaña de otros síntomas, ahí sí que hay que activar una señal de alerta”.

ACOMPAÑAMIENTO AL PACIENTE CON TLP

Tras un diagnóstico de trastorno límite de la personalidad, también hay que saber cómo actuar. La situación para los familiares tampoco es nada fácil. “Los familiares de quienes padecen TLP pueden experimentar considerable estrés y enfrentarse a desafíos únicos en su papel de apoyo”, señalan desde la Fundación AMAI TLP. No obstante, en ocasiones pueden ser un pilar de esencial para quienes se enfrentan a este diagnóstico.

Por esto, un primer paso para acompañar al paciente con TLP es “no dar intencionalidad”, sostiene la psicóloga. Es decir, en algunas ocasiones, según cuenta la experta, los familiares pueden pensar que “sus hijos o sus parejas son personas manipuladoras, que quieren hacerles la vida imposible o que no están sufriendo”.

“Es cierto que las personas del entorno sufren, pero los mayores afectados son quienes padecen este trastorno, que obtienen un nivel de sufrimiento inimaginable”

Sin embargo, insiste Cabadas, “hay que comprender que este diagnóstico no se elige”. “Es cierto que las personas del entorno sufren, pero los mayores afectados son quienes padecen este trastorno, que obtienen un nivel de sufrimiento inimaginable”, matiza. Y, por otro lado, buscar información con buena base científica será esencial para que los familiares aborden la enfermedad con perspectiva.

Además, Cabadas destaca la comunicación y la convivencia, que deben facilitarse. “Recomendamos que haya mucha escucha en los momentos de crisis, que se intente bajar el tono de voz y ponerse en el lugar de la empatía”, indica. Y, por último, pero de lo más importante, “siempre pedir ayuda a profesionales y que el familiar no intente gestionar las situaciones, por ejemplo en crisis autolíticas, de agresividad o de rabia”, concluye.

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