Cuando tenemos falta de sueño nos cuesta concentrarnos en lo que hacemos, se nos olvidan más fácilmente las cosas y sentimos que no estamos siendo productivos. Un mal descanso supone problemas a corto plazo, pero también a largo plazo. “Se considera que dificulta los procesos fisiológicos de consolidación de la memoria y plasticidad neuronal”, explica para Consalud.es la Dra. Ana Fernández Arcos, neuróloga y coordinadora del Grupo de Estudio de Sueño de la Sociedad Española de Neurología (SEN).
Según datos de la SEN, entre un 20 y un 48% de la población adulta española sufre dificultad para iniciar o mantener el sueño. De ellos, al menos un 10% de los casos tienen un trastorno de sueño crónico y grave. Sin embargo, frente al insomnio, el síndrome de las piernas inquietas, las apneas, los ronquidos o, en general, la dificultad de mantener el sueño, solo un tercio de esta parte de la población buscan ayuda profesional.
Un reciente estudio publicado en la revista Proceeding of the National Academy of Sciences of the United States of America (PNAS) ahonda sobre la relación entre los mecanismos neuronales y los procesos de la memoria y trabajo a largo plazo. En él demuestran como los procesos de memoria a corto y largo plazo se van alternando durante el sueño a través de una interacción compleja a nivel sináptico. Detener este proceso provoca problemas que repercuten directamente en la actividad neurológica.
"En el sueño de ondas lentas se eliminan sustancias de desecho del cerebro como el amiloide implicado en el alzhéimer. Las fluctuaciones de los niveles oxígeno producen una cascada inflamatoria que también puede favorecerlo”, explica la experta
“El periodo de sueño no significa un estado de reposo sino que suceden una serie de procesos dinámicos que favorecen una buena salud cerebral”, añade la experta. Por eso el insomnio, las apneas graves o el síndrome de las piernas inquietas pueden favorecer un deterioro cognitivo, y durante un proceso de demencia, estos episodios aumentan. Es normal que una persona con algún tipo de deterioro cognitivo tenga problemas de sueño. Como señala la doctora Fernández Arcos, el sueño “se origina en el cerebro, de manera que las enfermedades neurológicas van acompañadas con frecuencia de alteraciones de sueño”.
En enfermedades como el alzhéimer un sueño interrumpido facilita su aparición y desarrollo. Los ronquidos pueden despertar a la persona “ya sea de forma consciente o en forma de microdespertares”. Además de los despertares, las apneas pueden producir disminución de los niveles de oxígeno en sangre. “Se considera que el sueño interrumpido dificulta que se produzca sueño de ondas lentas, en el que se eliminan sustancias de desecho del cerebro como el amiloide (sustancia que se acumula en la enfermedad de Alzheimer). Las fluctuaciones de los niveles oxígeno producen una cascada inflamatoria que también puede favorecer la enfermedad”, explica la experta.
Y continúa: “en la población general y sobretodo en personas mayores es muy prevalente la existencia de apneas. Detectar el problema y tratarlo puede mejorar el estado de la persona durante el día con una mejor atención y ánimo para llevar a cabo las tareas de su vida diaria. A largo plazo podría frenar en cierta medida la progresión de la enfermedad”.
FORMAS DE TRATAMIENTO
Cada paciente precisa de un tratamiento individualizado. Según explica la doctora, para el insomnio se utilizan terapias cognitivo conductual, en el caso de las apenas graves se tratan con terapia de presión de aire (también llamadas CPAP) y el síndrome de piernas inquietas (molestias en las piernas que obligan a la persona a moverse durante el atardecer o la noche) tiene tratamiento farmacológico.
Existen tratamientos para mejorar la gran parte de los problemas de sueño y mejorar el descanso de los pacientes. De hecho, las investigaciones continúan abriendo puertas para tratamientos que frenen la evolución de las enfermedades neurológicas. “La importancia del sueño está más reconocida en todas las áreas de Neurología (demencia, epilepsia, cefaleas…)”, señala la Dra. Ana Fernández Arcos. Solucionando los problemas de sueño se podría ayudar a muchas pacientes y frenar el desarrollo de enfermedades neurodegenerativas.