El indicador adelantado publicado este miércoles por el Instituto Nacional de Estadística (INE) ha revelado que el índice de precios de consumo (IPC) se ha elevado hasta el 9,8% en marzo, la tasa más alta registrada desde 1985. Desde el pleno del Congreso de los Diputados, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha admitido que es "un mal dato que afecta a nuestra economía".
En este complejo contexto, la Sociedad Española de Nefrología (S.E.N.) ha informado que, como consecuencia de la subida del precio de la luz, los pacientes en tratamiento renal sustitutivo (TRS) están rechazando las modalidades domiciliarias. Con los datos actuales, explican, la factura de la luz mensual ascendería hasta los 157 euros en un hogar sin pacientes electrodependientes, y podría aumentar a más del doble según el tipo de tratamiento que necesite el enfermo.
Esta situación preocupa, "y mucho", a los profesionales de la Nefrología, que temen una reversión en la tendencia de crecimiento de las modalidades de diálisis domiciliaria, que, a pesar de ser aún "claramente minoritarias" (menos del 11% de los pacientes en diálisis), al menos venían creciendo, con un aumento del 37% en la última década entre los pacientes con enfermedad renal crónica (ERC) que inician tratamiento renal sustitutivo.
"La realidad es que, a día de hoy, y por el impacto de la subida del precio de la energía, para algunos pacientes recibir la diálisis en casa es un lujo que no se pueden permitir"
"La realidad es que, a día de hoy, y por el impacto de la subida del precio de la energía, para algunos pacientes recibir la diálisis en casa es un lujo que no se pueden permitir", ha explicado la presidenta de la Sociedad Española de Nefrología, Patricia de Sequera.
Lo que los nefrólogos demandan, de forma más específica, es que los pacientes que reciben la diálisis domiciliaria no tengan que pagar por el sobrecoste de la luz o lo hagan a un coste muy reducido. Todas las opciones que contribuyan a ese objetivo les parecen adecuadas siempre que sean homogéneas y estén coordinadas a nivel nacional.
"Las mismas ayudas deben habilitarse para todos los pacientes, vivan donde vivan, pues los derechos y las posibilidades de acceso a los tratamientos tienen que ser iguales para todos en cualquier comunidad", ha asegurado la presidenta de la S.E.N.
"Cuando el tratamiento se ofrece en el hospital o centro de diálisis, el paciente no tiene que abonar nada por el tratamiento; sin embargo, cuando esta opción se lleva al domicilio sí que tiene que sufragar el gasto extra de luz que ello le supone
Y es que, además de estar justificadas por los mejores resultados sanitarios de la diálisis domiciliaria, las ayudas demandadas serían también coste-eficientes, pues el paciente tratado con técnicas domiciliarias puede suponer hasta 25.000 euros menos al año, lo que supondría más de 40.000 euros de diferencia por año de vida ganado ajustado por calidad.
En palabras de la experta, ayudar a pagar a la luz a los pacientes en diálisis domiciliaria costará menos que tratarlos en el hospital, especialmente si se considera el impacto favorable en la calidad de vida de estas personas y en su posibilidad de llevar una vida normal y activa profesionalmente.
"Cuando el tratamiento se ofrece en el hospital o centro de diálisis, el paciente no tiene que abonar nada por el tratamiento; sin embargo, cuando esta opción se lleva al domicilio sí que tiene que sufragar el gasto extra de luz que ello le supone. Los tratamientos sanitarios de la cartera básica se financian con impuestos y no pueden suponer un coste extra por llevárselo a casa, más cuando encima supone un menor coste para el sistema público de salud", ha apostillado el presidente de la Federación Nacional de Pacientes Renales (ALCER), Daniel Gallego.