La tuberculosis es una enfermedad causada por la bacteria Mycobacterium tuberculosis que generalmente ataca a los pulmones. En España, afecta a 10 casos por cada 100.000 habitantes, de modo que en total se producen en torno a 5.000 casos anuales. Se trata de una situación que, a nivel global, es positiva, pero que en comparación con la Unión Europea es un tanto negativa. Además, los datos oficiales no reflejan la realidad, puesto que no todos los casos se notifican pese a ser una enfermedad de declaración obligatoria.
Cada año, el 24 de marzo se conmemora el Día Mundial de la Tuberculosis, una fecha que busca concienciar sobre las terribles consecuencias sociales, económicas y para la salud de la tuberculosis. Además, con ello se busca también acelerar los esfuerzos por poner fin a la epidemia mundial de una patología que, pese a todo, está siendo olvidada por la sociedad.
“Especialmente en los últimos 30 años, debido a que en los países ricos como España comenzaron a bajar los casos y se curaban con un tratamiento de seis meses relativamente sencillo y barato, se llegó al pensamiento de que la tuberculosis estaba prácticamente eliminada. Yo he tenido pacientes con tuberculosis que me preguntan si eso no estaba ya erradicado”, explica para ConSalud.es el doctor José A. Caminero, neumólogo en el Hospital Doctor Negrín y portavoz de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR).
Dr. Caminero: "En los países ricos comenzaron a bajar los casos y se curaban con un tratamiento relativamente sencillo y barato, por lo que se llegó al pensamiento de que la tuberculosis estaba prácticamente eliminada"
Así, la conciencia social ha disminuido pese a que cada año hay entre 5.000 y 6.000 casos en España, en parte debido a que es una patología que afecta a los segmentos más desfavorecidos de la población, por lo que suele pasar desapercibida. En este sentido, el portavoz de SEPAR aclara que esta patología siempre ha ido ligada a la distribución de la riqueza.
“Las situaciones de pobreza conllevan, por ejemplo, desnutrición. Este es un factor que debilita el sistema inmune y las defensas del individuo que se acaba de contagiar, haciendo que aumenten las posibilidades de padecer tuberculosis”, continúa el experto. A su vez, el hacinamiento también aumenta los contagios, debido a que se transmite de forma similar al Covid-19.
Por otro lado, el fenómeno de la inmigración va ligado a las situaciones de pobreza que desembocan en contraer la enfermedad. “Las personas que vienen a España son generalmente fuertes y sanos, pero aquí son sometidos a unas condiciones de vida, explotación y hacinamiento que hacen que al final acaben padeciendo tuberculosis”, aclara el neumólogo del Hospital Doctor Negrín.
Del mismo modo, los casos de tuberculosis están aumentando de manera notable debido a la pandemia de Covid-19. La tuberculosis se caracteriza por que, de cada 100 personas que están en contacto con otros pacientes y se contagian, solo diez van a padecer la enfermedad. Las otras 90 restantes no la desarrollarán gracias al sistema inmune. Además, el infectado sano no transmite la enfermedad.
Sin embargo, las posibilidades de desarrollar la enfermedad aumentan si el contagiado sano se debilita por alguna inmunodeficiencia. A pesar de que no hay datos concluyentes de que el Covid-19 debilitase a los contagiados sanos hasta el punto de que desarrollaran la enfermedad, durante la pandemia muchos centros de salud se tuvieron que cerrar, y no se pudo diagnosticar ni tratar a los pacientes de forma adecuada. Los síntomas, como la tos o el cansancio, también son muy similares en ambas enfermedades, lo que hacía que muchos casos de tuberculosis pasaran desapercibidos. “Todo ello ha hecho que aumentasen los casos de tuberculosis en los años posteriores a la pandemia”, especifica el Dr. Caminero.
Dr. Caminero: “Hay que lanzar el mensaje de que el paciente que tenga tuberculosis se cura en todos los casos, pero hay que continuar los tratamientos que son un poco prolongados”
Por su parte, la resistencia a los medicamentos también es un aspecto importante de la radiografía de la tuberculosis, tanto en el mundo como en España. “Hace 40 años se diseñó un esquema de tratamiento que era muy eficaz, y que se basa en tres medicamentos. Uno de ellos, el medicamento estrella, es la rifampicina”, comenta el experto, que añade que “en los últimos 20 años no se han utilizado demasiado bien estos antibióticos y ha ido aumentando una epidemia a nivel mundial que se llama tuberculosis resistente a la rifampicina”.
A pesar de ello, los pacientes con esta resistencia al fármaco, que suponen más del 95% de los casos, también pueden curarse con un tratamiento de en torno a seis meses. El problema en este aspecto radica en que, al cabo de un par de meses, el paciente ya no tiene síntomas, por lo que tiende a abandonar el tratamiento. “Hay que lanzar el mensaje de que el paciente que tenga tuberculosis se cura en todos los casos, pero hay que continuar los tratamientos que son un poco prolongados”.
Finalmente, el portavoz de SEPAR destaca el reto actual de que los pacientes con síntomas y signos de tuberculosis sean sometidos a una radiografía de tórax y una prueba molecular rápida del esputo, así como que todo paciente que muestre tos, pérdida de peso o sensación de sudoración por la noche acuda al médico.