En los últimos años se ha incrementado el uso de las redes sociales considerablemente. En 2012, los usuarios de internet empleaban frente a las pantallas 90 minutos al día. En 2022, esta cifra alcanzando los 151 minutos. Las redes sociales llevan desde 1997 entre nosotros, año en el que se creó internet. Hoy, el uso de este medio se ha convertido en una efeméride que se celebra cada 30 de junio: el Día Internacional de las Redes Sociales.
Además de estar en el centro de nuestra cotidianidad, el uso de las redes incide directamente en el descanso por ser un “elemento cronodisruptor”, generando una actividad cerebral muy alta y con efectos en los sistemas circadianos por la exposición a la luz azul. “Varios estudios demuestran que el 36% de los adolescentes afirman despertarse al menos una vez durante la noche para revisar su móvil, y el 40% dice que usa un dispositivo móvil dentro de los cinco minutos antes de acostarse”, explica la doctora María José Martínez Madrid, coordinadora del Grupo de Trabajo de Cronobiología de la Sociedad Española de Sueño (SES).
La luz azul inhibe la secreción de melatonina, la hormona que aparece en el periodo de oscuridad y es responsable de que nuestro sueño sea profundo y reparador
Además, el efecto que provoca la esta luz en el sueño es negativo y perjudicial para los ciclos de sueño, incidiendo en la salud física y mental. ”La luz azul inhibe la secreción de melatonina, la hormona que aparece en el periodo de oscuridad y es responsable de que nuestro sueño sea profundo y reparador. Si desaparece esta hormona debido a una exposición inadecuada a la luz azul de las pantallas, puede costarnos conciliar el sueño y, si lo conseguimos, este sueño será mucho más superficial y fragmentado, con muchos despertares” argumenta la experta.
La doctora ha querido dirigirse a la población adolescente, quienes pueden verse más afectados por el uso de las pantallas: “En primer lugar, porque realizan un mayor uso de este tipo de tecnología y plataformas de comunicación. Y, además, porque en la adolescencia se da un aumento de la probabilidad de sufrir retraso de fase, un trastorno que conduce a que los chicos y las chicas se acuesten más tarde de lo que deberían; de forma que, si al día siguiente tienen que madrugar, esto se traduce en una reducción de las horas de sueño”.
Un uso desmesurado de las redes sociales puede provocar una disminución de la capacidad cognitiva junto a cuadros de estrés, ansiedad o depresión
Estos efectos adversos en la salud mental también suponen una pérdida de concentración o reacción mayor, unidas a una disminución de un buen estado emocional. “Este déficit, mantenido en el tiempo, puede tener consecuencias muy variadas: desde la disminución de la capacidad cognitiva, hasta el desarrollo de estrés, ansiedad o depresión, pasando por un menor rendimiento académico y profesional, un aumento de la tasa de absentismo escolar y laboral, o el desarrollo de problemas metabólicos, diabetes, hipertensión, etc.”, asevera.
La portavoz de la SES lanza un mensaje a la población y recomienda reducir el uso del dispositivo y evitarlo “dos horas antes de ir a dormir”. Si no fuese posible, es recomendable utilizar métodos de reducción de luz en la pantalla o filtros que reduzcan los efectos adversos que estas pueden provocar en el estado físico y mental.
No obstante, limitar el uso de las redes sociales, en especial por la noche, es fundamental para controlar el uso de los dispositivos y reducirlo para evitar efectos negativos. “De la misma forma,sería interesante marcarse un tiempo mínimo de realización de otras actividades alejados de los dispositivos electrónicos, como ejercicio al aire libre, quedar con amigos, salir a dar un paseo, visitar a familiares”, concluye la coordinadora del grupo de trabajo de Cronobiología de la SES.