La gripe es una enfermedad infecciosa respiratoria producida por un virus. El virus se transmite con facilidad propagándose rápidamente (mayoritariamente durante el otoño y el invierno). Los virus de la gripe pueden causar enfermedad leve o grave y en ocasiones puede producir la muerte. De esta forma define el Ministerio de Sanidad el que puede convertirse en las próximas semanas en uno de los principales quebraderos de cabeza para la salud pública.
La gripe es un importante problema de salud pública, tanto por la mortalidad que puede provocar directa o indirectamente, como por las complicaciones que puede ocasionar y los costes económicos y sociales que origina.
A nivel mundial se estima que cada año mueren hasta 650.000 personas por causas relacionadas con la gripe. En España, durante la temporada 2019-2020, 619.000 personas acudieron a las consultas de Atención Primaria por gripe, hubo 27.700 hospitalizaciones con gripe confirmada por ensayos de laboratorio, 1.800 ingresos en la UCI y 3.900 muertes asociadas a la gripe.
Las personas que contraen la gripe a menudo presentan algunos de los siguientes síntomas: fiebre, dolor de garganta, mucosidad nasal, tos seca, cefalea, dolor muscular y cansancio. Los síntomas de la enfermedad comienzan de uno a cuatro días tras la entrada del virus al organismo. Algunas personas se infectan por el virus de la gripe pero no desarrollan la enfermedad, sin embargo estas personas sí pueden transmitir la enfermedad a otras.
La gripe se transmite de persona a persona:
- Por vía aérea, a través de gotitas respiratorias producidas por una persona infectada al hablar, toser o estornudar.
- Menos frecuentemente, una persona puede contraer gripe por contacto, al tocar una superficie u objeto que tiene el virus de la gripe (gotitas o secreciones de la nariz o la garganta de una persona infectada) y posteriormente tocarse la boca, la nariz o posiblemente los ojos.
Las personas que se infectan por el virus de la gripe pueden transmitirlo desde un día antes del comienzo de los síntomas hasta tres a siete días después. Las personas infectadas pueden transmitir el virus aunque no tengan síntomas ni padezcan la enfermedad
Las personas que se infectan por el virus de la gripe pueden transmitirlo desde un día antes del comienzo de los síntomas hasta tres a siete días después. Las personas infectadas pueden transmitir el virus aunque no tengan síntomas ni padezcan la enfermedad. Los niños pueden transmitir la gripe incluso durante más de siete días tras el comienzo de los síntomas.
Las complicaciones más frecuentes tras una infección por el virus de la gripe son: neumonía, otitis, sinusitis, deshidratación o empeoramiento de una enfermedad crónica de base, como insuficiencia cardiaca congestiva, asma o diabetes. Cualquier persona puede padecer complicaciones tras una gripe, pero son más frecuentes en aquellas con enfermedades crónicas o determinadas situaciones (edad avanzada, embarazadas, menores de seis meses, sobrepeso, etc.). En la temporada 2019-2020, el 80% de los casos graves hospitalizados y el 95% de las muertes ocurrieron en personas con algún factor de riesgo de complicaciones.
La vacunación es la medida más eficaz para prevenir la gripe y sus complicaciones. En la temporada 2019-2020 la vacunación evitó el 26% de las hospitalizaciones, el 40% de los ingresos en UCI y el 37% de las defunciones atribuibles a la gripe en las personas de 65 años de edad y mayores. Además de la vacunación, se recomiendan las siguientes medidas de prevención:
- Taparse la boca al toser o al estornudar, preferiblemente con pañuelos desechables.
- Lavarse con frecuencia las manos, sobre todo después de haber tosido o estornudado.
- Procurar no reutilizar los pañuelos empleados al estornudar o al limpiar las secreciones nasales.
- Limitar el contacto, en la medida de lo posible, con otras personas si se tiene malestar, fiebre u otros síntomas de gripe para evitar contagiarlas.
- Evitar el contacto con personas enfermas para evitar que nos contagien.