El cáncer de próstata se posiciona como el más común entre los varones. De acuerdo con los datos recogidos en el estudio “Las cifras del cáncer en España 2021”, elaborado por la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), el cáncer de próstata fue el cuarto tumor diagnosticado con mayor frecuencia a nivel global en 2020. En el caso de España las previsiones apuntan a que sea el segundo tumor más diagnosticado, habiendo sido el más prevalente en nuestro país en 2020, con 122.025 casos.
El cáncer de próstata, en su etapa inicial, no suele presentar síntomas que alerten de su desarrollo. En las etapas más avanzadas los problemas al orinar o la presencia de sangre en la orina son señales de su presencia. Al igual que sucede con otros tipos de cáncer la detección temprana en las primeras fases es fundamental.
Son precisamente los síntomas urinarios sobre los que se suele prestar una mayor atención, a pesar de que la evidencia científica sobre la relación entre algunos de estos y el cáncer de próstata no es muy amplia. En este sentido ponemos el foco en una reciente revisión publicada en BMC Medicine en la que un grupo de investigadores de la Universidad de Cambridge argumentan que el especial foco mediático y social que existe sobre la relación entre los síntomas urinarios y el cáncer de próstata no es útil. Incluso alegan que esta visión tan extendida puede ser incluso contraproducente al disuadir a los hombres a la hora de realizarse pruebas de detección temprana.
“Cuando la mayoría de las personas piensan en los síntomas del cáncer de próstata, piensan en problemas para orinar o en la necesidad de orinar con más frecuencia, especialmente durante la noche”, expone Vincent Gnanapragasam, profesor de Urología en la Universidad de Cambridge y urólogo consultor honorario en Addenbrooke's Hospital. “Esta percepción errónea ha durado décadas, a pesar de la poca evidencia, y potencialmente nos impide detectar casos en una etapa temprana”.
Los investigadores afirman que existe la idea errónea de que el cáncer de próstata siempre es sintomático
El agrandamiento de la próstata puede causar los problemas urinarios que a menudo se incluyen en los mensajes de salud pública, pero la evidencia sugiere que esto rara vez se debe a tumores malignos de próstata. Más bien, la investigación sugiere que la próstata es más pequeña en los casos de cáncer de próstata. Un estudio reciente, el ensayo PROTECT del Reino Unido, incluso llegó a decir que la falta de síntomas urinarios puede ser, de hecho, un indicador de una mayor probabilidad de cáncer.
Los programas de detección son una forma en que los cánceres a menudo se detectan en una etapa temprana, pero en el caso del cáncer de próstata, algunos argumentan que dichos programas corren el riesgo de sobrecargar los servicios de salud y llevar a los hombres a recibir tratamiento por una enfermedad relativamente benigna.
Las pruebas para el cáncer de próstata implican un análisis de sangre que busca una proteína conocida como antígeno prostático específico (PSA, por sus siglas en inglés) que es producida únicamente por la glándula prostática; sin embargo, no siempre es exacto. La densidad de PSA es significativamente más precisa que el PSA solo para predecir una biopsia positiva y se usa en la práctica clínica diaria.
Los investigadores afirman que existe la idea errónea de que el cáncer de próstata siempre es sintomático. Un estudio anterior encontró que el 86% del público asociaba el cáncer de próstata con síntomas, pero solo el uno por ciento era consciente de que podría ser asintomático.
“Necesitamos reconocer urgentemente que la información que actualmente se brinda al público corre el riesgo de dar a los hombres una falsa sensación de seguridad si no tienen ningún síntoma urinario”, denuncia el profesor Gnanapragasam.
“Necesitamos reconocer urgentemente que la información que actualmente se brinda al público corre el riesgo de dar a los hombres una falsa sensación de seguridad si no tienen ningún síntoma urinario”
“Necesitamos enfatizar que el cáncer de próstata puede ser una enfermedad silenciosa o asintomática, particularmente en sus etapas curables. Esperar a que aparezcan los síntomas urinarios puede significar perder oportunidades de contraer la enfermedad cuando es tratable”, añade.
“Los hombres no deben tener miedo de hablar con su médico de cabecera sobre hacerse la prueba y sobre el valor de una prueba de PSA, especialmente si tienen antecedentes de cáncer de próstata en su familia o tienen otros factores de riesgo, como ser de raza negra o mixta. etnicidad”, pide a través de un comunicado emitido por la Universidad de Cambridge.
Los investigadores señalan que no abogan por un programa de detección inmediato y reconocen que los cambios en los mensajes podrían significar que más hombres se acerquen a sus médicos de cabecera para realizarse una prueba de PSA, lo que podría traducirse en investigaciones y tratamientos innecesarios. Sin embargo, argumentan que hay formas de reducir el riesgo de que esto suceda.
En este sentido aluden el uso de algoritmos para evaluar el riesgo de un individuo y si necesitan ser referidos a un especialista, y para aquellos que son referidos, las resonancias magnéticas podrían ayudar a descartar una enfermedad 'indolente' (leve) o resultados negativos, reduciendo los riesgos de una biopsia innecesaria.
“Si los hombres supieran que el hecho de que no tengan síntomas no significa necesariamente que estén libres de cáncer, entonces más podrían aceptar las ofertas de pruebas. Esto podría significar que se identifiquen más tumores en una etapa más temprana y reducir la cantidad de hombres que experimentan una presentación tardía con una enfermedad incurable”, concluye.