La poliomielitis desapareció de España en 1988, cuando se trató el último caso de esta enfermedad infecciosa y muy contagiosa. Gracias a las campañas de vacunación infantil, desde hace años este virus no afecta a la población española. Sin embargo, son muchos los niños que durante los años 50, 60, 70 y 80 sufrieron la enfermedad, que causó solo en diez años la muerte de 2.000 niños y la aparición de importantes daños discapacitantes. Años después de superar la polio, además de los síntomas discapacitantes resultantes de la infección, estas personas sufren secuelas, unos efectos que se han dado a conocer como síndrome postpolio.
Son personas que de repente vuelven a verse afectadas en su movilidad por parálisis motora. Sufren fatiga en los músculos y estos se cansan antes, no tienen fuerza, y todo el progreso que creían que habían superado regresa. “Tienen menos fuerza, los músculos se vuelven más débiles, incluso se llegan a atrofiar, y con frecuencia tienen dolor”, explica para este medio el Dr. José Mª Trejo, portavoz de la Sociedad Española de Neurología (SEN) y uno de los mayores especialistas de esta patología en nuestro país.
Se calcula que entre la mitad o un cuarto de las personas que pasaron la polio desarrollan estas secuelas. Según datos de un estudio realizado a principios de siglo por la Agencia de Evaluación de Tecnologías Sanitarias (AETS) del Instituto de Salud Carlos III, hasta unas 36 mil personas podrían sufrir el síndrome, sin necesidad de que en su momento estuvieran afectados por un proceso de atrofia discapacitante. Sin embargo, pese a las reivindicaciones existentes a nivel social y político, no existe un registro.
"El diagnóstico es complicado porque es difícil saber en algunos casos si la fatiga o debilidad es una evolución natural de su enfermedad, una patología distinta o secuelas de la polio, que en este caso sería el síndrome”, indica el Dr. José Mª Trejo
Según el experto, el postpolio lo sufren principalmente las personas que tuvieron polio más grave, “sobre todo si lo tuvieron en edad adulta o cuando ya eran niños más grandes. Los recién nacidos que tuvieron polio no desarrollan con tanta frecuencia las secuelas”. Pero también ocurre que los que han tenido una mayor recuperación lo padecen más. “Esta recuperación está cogida con alfileres, la neurona que sobrevive toma los músculos de las neuronas que murieron, una carga más alta que con el tiempo termina disminuyendo ciertas capacidades, y el músculo termina claudicando”.
Estos mismos síntomas dificultan a su vez el diagnóstico del síndrome, ya que podrían ser debidos a la propia evolución de la capacidad de las personas o secuelas por coger peso y que por ley de vida se vaya reduciendo.
DIFÍCIL DIAGNÓSTICO Y SIN UNA GUÍA DE ACTUACIÓN
“El diagnóstico es complicado porque es difícil saber en algunos casos si la fatiga o debilidad es una evolución natural de su enfermedad, una patología distinta o secuelas de la polio, que en este caso sería el síndrome”, indica el Dr. José Mª Trejo. Hay claros casos de debilidad progresiva y en los que las neuronas motrices envejecen prematuramente, pero en otras personas a veces es una sensación de fatiga no progresiva en el que es más subjetiva la detección. Y aunque es una entidad conocida por los países y profesionales sanitarios, a nivel mundial los recursos son limitados.
“No está del todo claro que la causa del debilitamiento de las neuronas de la médula espinal y los músculos se deba al paso del tiempo o a una inflamación que las ataque”, precisa el experto. Ante ello, aunque se investiga una cura, no se ha desarrollado todavía ninguna. Y aunque existen tratamientos antiinflamatorios, estos no han funcionado. Por lo que los pacientes solo cuentan con tratamientos para calmar los síntomas, ortopédicos para descargar algunas articulaciones, trabajar la escoliosis o las rigideces, y rehabilitación con ejercicio suave mantenido para reducir el avance de la debilidad.
En nuestro país, además de no existir un registro de las personas afectadas y sus necesidades, tampoco existe una guía de actuación. Algo sobre lo que se está empezando a trabajar ahora, más de 30 años después de que se eliminara la polio de nuestro país. "La polio ha desaparecido de España, el último caso es de 1988 y es territorio libre de polio, pero los afectados siguen estando entre nosotros y sus efectos y secuelas forman parte del presente", manifestó la senadora socialista, María del Mar Arnáiz, para lamentar en la Comisión de Sanidad y Consumo del Senado del 17 de marzo que la vacunación masiva de la polio provocara el "olvido" de las personas que sobrevivieron a la enfermedad.