El Síndrome de la Habana hace referencia a un conjunto de signos y síntomas identificados, inicialmente, en el personal de las embajadas de Estados Unidos y Canadá en Cuba, que se remonta a 2016. En 2021 se hallaron casos de este síndrome en trabajadores de la embajada y espías en otros países como Austria, Alemania e incluso Estados Unidos.
El expresidente de los Estados Unidos, Donald Trump, acusó en 2017 a Cuba de ser la responsable de ataques no especificados contra sus trabajadores que habrían provocado este síndrome. Entre los principales síntomas destacan las migrañas, náuseas, lapsos de memoria y mareos.
Algunos estudios, como el publicado en 2018 por la revista JAMA, hallaron evidencia de que los diplomáticos habían sufrido algún tipo de lesión cerebral, pero los responsables de la investigación no fueron capaces de determinar la causa de estas lesiones. Se consideró como principal sospechoso el uso de armas de microondas.
En mayo de 2021 The New York Timespublicaba que se habían identificado un total de 130 casos de daño cerebral relacionado con el Síndrome de La Habana en diplomáticos, espías y funcionarios de defensa de Estados Unidos.
La Administración de Joe Biden se encuentra estudiando ahora la posibilidad de compensar a las víctimas del Síndrome de La Habana, con pagos que oscilan entre los 100.000 y los 200.000 dólares
La Administración de Joe Biden se encuentra estudiando ahora la posibilidad de compensar a las víctimas del Síndrome de La Habana, con pagos que oscilan entre los 100.000 y los 200.000 dólares, de acuerdo a las informaciones publicadas por Reuters en base a fuentes familiarizadas con el tema.
Esta decisión, que se espera que se materialice en los próximos días, se produce después de que el Congreso de los Estados Unidos aprobará el pasado año la Ley de La Habana. A través de esta se autoriza al Departamento de Estado, la CIA y a otras agencias gubernamentales de los Estados Unidos a proporcionar compensaciones al personal y sus familias que se hayan visto afectados por este síndrome.
Tanto los afectados como numerosos legisladores estadounidenses se han quejado de que las agencias estadounidenses no han tomado en serio la enfermedad. El secretario de Estado, Antony Blinken, nombró el pasado mes de noviembre al veterano diplomático Jonathan Moore para dirigir el grupo de trabajo de la agencia que se encargará del tema. Este ha prometido “no dejar ninguna piedra sin remover para detener estos hechos lo más rápido posible”.