Dejar a un lado la conciencia hasta el punto de no poder llevar a cabo acciones tan básicas para sobrevivir como comer. Es el extremo del síndrome de resignación, un trastorno que ha quedado inmortalizado en una de las fotografías ganadoras del World Press Photo, cuyo fallo se ha hecho público esta semana. En ella aparecen dos jóvenes víctimas del síndrome de resignación.
Medios de todo el mundo se han hecho eco de la misma, en las que las dos mujeres permanecen acostadas inconscientes con una sonda a través de la cual reciben la alimentación. Son hijas de inmigrantes que acudieron a Suecia procedentes de países en conflicto.
El psicólogo del Colegio de Psicólogos de Madrid y profesor de la Universidad Complutense, Guillermo Fouce, explica en declaraciones a ConSalud.es que cuando se produce una “repetición de situaciones especialmente duras, la persona pierde la capacidad de respuesta, deja de luchar, de defenderse y de funcionar. Es lo que pasa en los campos de concentración en el momento en el que alguien se abandona y pasa a ser un muerto en vida”.
"La persona pierde la capacidad de respuesta, deja de luchar, de defenderse y de funcionar"
En este punto, sobre todo en casos menos graves, las terapias deben dirigirse hacia el trabajo para que la persona afectada recupere energía y fuerzas que le empujen a caminar hacia delante. “Se han estudiado casos de detenidos o secuestrados durante mucho tiempo o cuando se ha sufrido una catástrofe de magnitud importante”, afirma este especialista.
Las personas que se encuentran en situaciones de pobreza suelen ser también víctimas del síndrome de resignación. “No es demasiado infrecuente”, dice Fouce. Existen estudios apoyados en la investigación básica de la “indefensión aprendida”, del psicólogo Martin Seligman, que condicionó a unas ratas a reaccionar mediante un salto a una descarga eléctrica a la que le seguía el sonido de un timbre. “Cuando no tenían una pauta de respuesta y recibían las descargas, acababan abandonándose”, dice Guillermo Fouce.