La silicosis, la enfermedad laboral más antigua, aún infradiagnosticada

La silicosis, un daño pulmonar causado por el polvo de sílice, es la enfermedad profesional más antigua conocida

Trabajador de la construcción, uno de las profesionaes expuestas a la silicosis (Foto. Freepik)
16 mayo 2022 | 13:00 h
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En el mundo laboral existe una gran variedad de agentes químicos y biológicos que impactan directamente en la salud de las personas que trabajan con ello. Una de las primeras enfermedades laborales conocidas fue la silicosis, una patología derivada de la exposición al polvo de sílice y que sufren especialmente mineros, canteros, marmolistas, pulidores, o personas que trabajan en la industria cerámica, siderometalúrgica o papelera.

El polvo de sílice es inhalado e ingresa en el sistema linfático provocando cambios celulares que desembocan en inflamación comprometiendo la función pulmonar. Así, los pacientes tienen síntomas como tos, dificultad respiratoria y pérdida de peso, pero según va avanzando la enfermedad esta crea una alta inflamación de los pulmones que dificulta el día a día de los pacientes. La silicosis puede desarrollarse de forma alargada en el tiempo, más de 20 años después de una exposición prolongada a bajas cantidades de polvo (crónica), debutar a los cinco o 15 años de exponerse a una alta cantidad (simple), o aguda, cuando las cantidades de sílice son muy grandes, en estos casos la patología debuta muy pronto.

En 2010 existía una prevalencia de silicosis del 54,5% en trabajadores con conglomerados de cuarzo

“Es más habitual exposiciones muy mantenidas que tras 15-20 años provoca silicosis, lo que hace que en general no se ligue a una exposición laboral y que en vez de diagnosticarse como silicosis y como una enfermedad profesional se diagnostique como fibrosis pulmonar idiopática, es decir una inflamación del que no se conoce el origen”, explica a Consalud.es Carmen Mancheño, secretaria de Salud Laboral de Comisiones Obreras (CCOO).Y eso que es una patología recogida en el Real Decreto del cuadro de enfermedades profesionales en el sistema de la Seguridad Social y se establecen criterios para su notificación y registro (RD 1299/2006).

Esto provoca que actualmente no se conozca el número de personas afectadas e incluso se produzca un infradiagnóstco e infraderivación, algo que ocurre con otras enfermedades laborales como las provocadas por el amianto o asbesto, o el cáncer laboral. “Hubo un tiempo en el que parecía que la silicosis había desaparecido y nos olvidamos de ella, al relacionarla principalmente con la minería”, cuenta Mancheño. Hace una década comenzó a observarse un crecimiento de trabajadores enfermos relacionados con el trabajo del cuarzo, material muy utilizado en la construcción y la decoración.

Según un estudio del Hospital Galdakao de Bilbao, en 2010 existía una prevalencia de silicosis del 54,5% en trabajadores con conglomerados de cuarzo. Según datos de CCOO, solo en 2021 se detectaron 373 casos de esta patología entre los diversos trabajadores expuestos al polvo de sílice. Pese a las altas cifras, estas ni se aproximan a lo que posiblemente haya actualmente en la sociedad. “El diagnóstico es fácil, pero no se hace bien, en muchos casos se llega tarde y en otros se diagnostica como otra enfermedad. Pero donde más se falla en la prevención”.

TODAVÍA QUEDA MUCHO CAMINO

La exposición al polvo de sílice además de provocar silicosis puede desembocar en tuberculosis, cáncer de pulmón o enfermedad pulmonar obstructiva crónica (epoc), algo expuesto en la real decreto y conocido por las empresas. Sin embargo, como denuncia la secretaria de Salud Laboral de Comisiones Obreras, “las empresas no hacen una evaluación del riesgo para ver el nivel de exposición, una vigilancia médica de los trabajadores ni su protección”.

“No existe un plan sobre el sílice que obligue a un registro de trabajadores expuestos, a que se realicen evaluaciones de riesgo, medidas preventivas colectivas e individuales, vigilancia médica y seguimiento cuando ya no estén trabajando en la empresa”

Además, está el problema de que se reconozca como una enfermedad profesional, cuando recordemos que se trata de la enfermedad laboral más antigua conocida. “La mayoría de los pacientes no la declaran como enfermedad laboral porque no lo relacionan, y cuando queremos que sea reconocida muchas veces hay que llegar a juicio”. Como el último caso, un marmolista al que le han reconocido la incapacidad permanente por enfermedad profesional tras sufrir silicosis simple, enfisema pulmonar y epoc.

“No existe un plan sobre el sílice que obligue a un registro de trabajadores expuestos, a que se realicen evaluaciones de riesgo, medidas preventivas colectivas e individuales, vigilancia médica y seguimiento cuando ya no estén trabajando en la empresa”, denuncia Marcheño. De esta forma nos encontramos empresas que no hacen por evitar la liberación del polvo de sílice, que no protegen con filtrados para que los trabajadores no se vean expuestos o que no les propoorciona equipos de protección individual (EPIs) para protegerse de la inhalación.

Y con ello personas con una inflamación cada vez más grave, mayores complicaciones respiratorias o incluso cáncer de pulmón en estado avanzado para el que solo hay tratamientos paliativos. “Tenemos la legislación y las herramientas, pero no se trabaja en prevención y es frustrante. Queda mucho y hay que acelerar”, concluye Carmen Marcheño.

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