“Me he pasado muchas noches llorando por compañeros que no sabían lo que tenían. Ellos se veían bien, fuertes, jóvenes, sanos, pero cada vez se fatigaban más”, cuenta Francisco Torrico, presidente de la Asociación de Perjudicados por la Silicosis de Andalucía (Apsa). Eran jóvenes de menos de 30 años, algunos con niños pequeños. Trabajaban en la producción y manejo de aglomerados de cuarzo, pero en cuestión de poco tiempo, la enfermedad que acompaña a esta labor avanzaba de forma exponencial, impidiéndoles respirar, con la mitad de oxígeno en sangre que deberían tener, y sin posibilidad de trasplante de pulmón. “No llegan a los 30 años, lo veo constantemente, esa es mi experiencia”, lamenta Torrico.
La silicosis, una patología derivada de la exposición al polvo de sílice, es la enfermedad laboral más antigua del mundo. Pese a que se conoce desde la antigüedad, fue en el siglo XIX cuando se le asignó un nombre a la clínica que ocasionaba, y que ha estado durante años asociada a trabajos de minería, siderometalurgia o papelería, es una enfermedad infradiagnosticada, desconocida y para la que apenas se destinan recursos, como denuncian los afectados por la sílice cristalina.
Los aglomerados de cuarzo contiene tienen un porcentaje de sílice cristalina que puede alcanzar el 95% de su composición
La inhalación de este polvo provoca síntomas como tos, dificultad respiratoria e inflamación pulmonar. El desarrollo de la enfermedad se suele producir tras una exposición mantenida de15-20 años en trabajos con diferentes materiales. Según recoge el portal Basequim, perteneciente al Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo, el mármol contiene un porcentaje de sílice cristalina menor de 10% en su composición, el granito de 30-45%, la pizarra de 25-40%, y el porcelánico menor de 25%. El principal problema se establece en los aglomerados de cuarzo, estos tienen un porcentaje de este material que puede alcanzar el 95%.
Mientras que la silicosis conocida en minería y trabajos de siderurgia o de marmolistas debuta tras casi dos décadas de exposición y los pacientes mejoran cuando son retirados de estos trabajos, los que trabajan con aglomerados de cuarzo no presentan la misma clínica. “Son periodos de exposición relativamente cortos, a veces menos de 10 años, en personas jóvenes que desarrollan muy rápidamente fibrosis pulmonar. De ellos casi un 25% tienen un fibrosis masiva progresiva que provoca insuficiencia respiratoria y la muerte”, explica Alfredo Menéndez, catedrático del departamento de Historia de la Ciencia de la Universidad de Granada. Además, añade, “se ha visto que aunque los trabajadores jóvenes abandonen su trabajo la función pulmonar sigue deteriorándose rápidamente”.
PERSONAS CON ENFERMEDADES AUTOINMUNES Y CÁNCER
Actualmente la silicosis de aglomerado de cuarzo es unaenfermedad profesional emergente cada vez más común, principalmente en España, primer país de producción y distribución de aglomerado de cuarzo. Pero además de la sílice, estas estructuras contienen otros materiales que influirían también en la agresividad de la enfermedad y en la aparición de otras patologías. Según una investigación publicada en 2021 por el equipo liderado por el Dr. Antonio León, jefe del Servicio de Neumología, Alergia y Cirugía Torácica del Hospital Universitario de Puerta del Mar, en la revista ‘Particle and Fibre Toxicology’ de BMC, en las biopsias pulmonares realizadas a pacientes con silicosis se han obtenido muestras de compuestos orgánicos volátiles, hidrocarburos aromáticos policílicos, metales, y constituyentes inorgánicos como el aluminio.
Estas sustancias se han relacionado con procesos inflamatorios y cancerígenos. Diferentes estudios han documentado la relación causal entre la sílice cristalina y la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (epoc), el cáncer de pulmón, cardiopatías, insuficiencia renal y enfermedades autoinmunes. “Hablamos de dos millones de expuestos a la sílice según datos de afiliación. Es un problema muy complejo e importante. No sé si de la magnitud del amianto”, explica Alfredo Menéndez.
Menéndez: "Falta mucha formación. En muchos casos los médicos no preguntan en qué trabaja el paciente”
Según un estudio del Hospital Galdakao de Bilbao, en 2010 existía una prevalencia de silicosis del 54,5% en trabajadores con conglomerados de cuarzo. Cada año se diagnostican entre 200 y 300 casos de silicosis en este ámbito laboral, y son cifras que están muy por debajo de la realidad. “Hay profesionales sanitarios que se sorprenden y no entienden la clínica de estos pacientes jóvenes, deportistas, no fumadores y no minoría con ese daño pulmonar. Falta formación en riesgos laborales, e incluso en muchos casos los médicos no preguntan en qué trabaja el paciente”, manifiesta Menéndez.
“ESTAMOS COMPLETAMENTE ABANDONADOS”
La silicosis ha regresado a los medios de comunicación tras conocerse la sentencia del Juzgado de lo Penal nº2 de Vigo en la que se reconoce la responsabilidad del grupo Cosentino en cinco delitos de lesiones graves por imprudencia a otros tantos trabajadores afectados por silicosis, al ser conscientes de la existencia del polvo de sílice y sus peligros en sus superficies de cuarzo. “Durante este tiempo no se ha prestado la atención que requiere un problema tan gordo como este. No es culpa de un fabricante, ni de una administración, ni de una empresa de prevención, es un despropósito por parte de todos. La gente sigue enfermando y nadie pone remedio”, denuncia Francisco Torrico.
En 2017 la Junta de Andalucía puso en marcha el ‘Programa integral de Silicosis de Andalucía en el manipulado de aglomerados de cuarzo’ (PISA), una iniciativa con el que se buscaba sacar a la luz los casos de esta patología, sensibilizar y formar a los profesionales sanitarios y mejorar el control de riesgos laborales. Sin embargo, en 2021 terminó el plazo de este programa y sus medidas han resultado ser muy escasas. “Desde hace 10 años se conocía el problema que acarreaba la producción de estas encimeras, pero no se ha hecho nada. Las sanciones que se imponen y las indemnizaciones solo se dan cuando demandan personas que ya no pueden trabajar. A estas personas se las deja abandonadas, no se les cambia de lugar de trabajo, no se les da la baja, y tampoco les despide”, indica Torrico. Son personas jóvenes con la vida por delante.
Según recoge un grupo multidisciplinar de pacientes y profesionales en la ‘Declaración de Granada sobre la silicosis por aglomerados de cuarzo’ publicada el 31 de enero de 2023, es necesario crear un registro de trabajadores expuestos y post-expuesto a sílice cristalina en la fabricación y el manipulado de los aglomerados de cuarzo; actualizar el protocolo de vigilancia sanitaria específica de silicosis en relación a la inclusión de la tomografía computarizada de alta resolución (TCAR) como herramienta diagnóstica de primera línea; formar a los profesionales de los servicios sanitarios; exigir a las Mutuas Colaboradoras con la Seguridad Social y a los servicios de prevención el adecuado cumplimiento de sus funciones de vigilancia de la salud; o impulsar la formación laboral de los afectados para favorecer su reincorporación al mercado de trabajo en trabajos exentos de riesgo de exposición a sílice cristalina. “Hay que analizar esta realidad en profundidad, que se haga una mesa nacional del polvo de sílice en la que entren neumólogos, empresarios, productores, afectados, juristas”, señala el presidente de Apsa. “Es necesario que todos actúen y se tomen las medidas correspondientes. Ahora tengo fe después de muchos años luchando para que se nos escuchara”, concluye Francisco Torrico.