Los primeros síntomas de la enfermedad del Alzheimer aparecen hasta una década antes del diagnóstico. "En ese momento ya aparecen sentimientos depresivos, apatía, cambios en sus rutinas o problemas de memoria en el paciente; y seis años antes ya se aprecian dificultades para realizar algunas tareas complejas, como usar el transporte público, administrar dinero o seguir un tratamiento médico de forma correcta”, explica el Dr. David Pérez, jefe de Servicio de Neurología del Hospital Universitario 12 de Octubre de Madrid y patrono de la Fundación Alzheimer España (FAE).
En España, una de cada seis personas mayores de 65 años (un 16,7%) y casi un tercio de los mayores de 85 años (un 27,7%) padecen Alzheimer. Una pandemia que se calcula que los actuales 600.000 pacientes podrían ascender hasta un millón en el año 2050. Un año en el que se espera que esta enfermedad afecte a 115 millones de personas en todo el mundo, ya que cada siete segundos una persona desarrolla alzhéimer.
De ellos en España, solo un 64% de las personas con alzhéimer en estadio grave y un 20% en estadios leves están diagnosticados porque la mayoría de los pacientes consideran los primeros síntomas señales del envejecimiento.“Es fundamental detectar la enfermedad y diagnosticarla lo antes posible para que los tratamientos disponibles, farmacológicos y especialmente no farmacológicos, retrasen el deterioro cognitivo e incrementen la calidad de vida del paciente y de su familia”, afirma el Dr. David Pérez.
Cuando comienza el alzhéimer es normal que comiencen a aparecer olvidos de hechos recientes, como “con quién quedé ayer”, “qué he comido en el almuerzo” o “quién me llamó ayer por teléfono”
Cuando comienza el Alzheimer es normal que comiencen a aparecer olvidos de hechos recientes, como “con quién quedé ayer”, “qué he comido en el almuerzo” o “quién me llamó ayer por teléfono”. La repetición frecuente de las mismas pregunta, aunque se reciba respuesta, la colocación de cosas en lugares equivocados, la dificultad constante en recordar el nombre de objetos usuales y la complicación en realizar actividades sencillas y familiares, como no poder abrir la puerta con la llave o no conseguir hacer una llamada telefónica, son otros de los principales signos de aviso, según informan desde la FAE.
Con un diagnóstico precoz las familias pueden planificar las terapias no farmacológicas y recomendar a los pacientes un estilo de vida adecuado. En este sentido, para conseguir cada vez con más frecuencia un diagnóstico precoz de esta enfermedad y abordar así la problemática de las demencias desde sus inicios, existen diferentes opciones. Por ejemplo, la Fundación Alzheimer España tiene implementado el servicio de evaluación neuropsicológica, dirigido a aquellas personas con pérdidas de memoria, despistes cada vez más frecuentes, cambios en la personalidad y el estado de ánimo, etc.
“Se trata de un servicio, realizado por un neuropsicólogo de la Fundación, de apoyo al diagnóstico que es de gran utilidad para asignar un valor cualitativo y cuantitativo al funcionamiento cognitivo, a través de un conjunto de tareas que el paciente debe intentar ejecutar con el mayor grado de eficacia posible. Sus resultados sirven como apoyo para dar la voz de alarma y poder recomendar a la persona que acuda cuanto antes al neurólogo, que será quien dé el diagnóstico definitivo”, ha concretado Micheline Antoine Selmès, presidenta de la FAE.
Además, para evitar el deterioro, desde la FAE recuerdan que hay algunas actividades como ejercicio físico regular, tomar una dieta equilibrida rica en aceite de oliva y pescado fresco y mantener un estilo de vida con estimulación cognitiva son elementos clave para reducir la incidencia de estas enfermedades. "Además, sabemos que este tipo de cambios en los hábitos de vida son más eficaces cuanto antes se inicien, especialmente en el adulto joven o en edades medias de la vida. De hecho, la obesidad en la mediana edad, en particular, se ha identificado como un factor de riesgo de demencia futura”, concluye el patronato científico de la FAE.