España ha entrado en una situación de sequía. Las reservas hídricas de nuestro país se han desplomado esta semana hasta el 39,2%, el dato más bajo desde 1995. Además, en autonomías como Galicia, Andalucía o Extremadura la situación es más acuciante, con necesidades de agua más urgentes.
Los datos de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), registrados desde hace 57 años, reflejan que el trimestre situado entre mayo y julio de 2022 ha sido el más seco a nivel nacional. Así, y a excepción de los meses de marzo y abril, 2022 se ha convertido en uno de los años más secos de la historia.
La materia suspendida en el aire por estos eventos puede irritar los conductos bronquiales y los pulmones, una situación que puede empeorar las enfermedades respiratorias crónicas y aumentar el riesgo de infecciones respiratorias como la bronquitis y la neumonía
Su impacto en la salud es evidente. Y es que, tal y como explican desde los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos, las condiciones de sequía grave pueden afectar negativamente la calidad del aire, lo que repercute de forma directa en la salud pública.
Durante las sequías, existe un riesgo mayor de incendios forestales y tormentas de arena. La materia suspendida en el aire por estos eventos puede irritar los conductos bronquiales y los pulmones, una situación que puede empeorar las enfermedades respiratorias crónicas y aumentar el riesgo de infecciones respiratorias como la bronquitis y la neumonía.
Las implicaciones de las sequías para la salud son numerosas y de largo alcance. Algunos efectos en la salud relacionados con las sequías se presentan a corto plazo y pueden observarse y medirse de manera directa. No obstante, la lenta presentación o naturaleza crónica de las sequías puede tener implicaciones indirectas para la salud a largo plazo que no siempre son fáciles de predecir o monitorizar.
Algunas de las implicaciones sobre la salud pública son las siguientes: cantidad y calidad del agua potable afectadas; aumento de riesgos al realizar actividades recreativas; efectos en la calidad del aire; peores condiciones de vida relacionadas con la energía, calidad del aire, situación sanitaria y de higiene; alimentación y nutrición afectadas; y aumento de la incidencia de enfermedades y afecciones.
La sequía también puede empeorar la salud mental, aumentando el riesgo de estrés, ansiedad, depresión y, en situaciones extremas, contribuir a un mayor riesgo de suicidio
IMPACTO EN LA SALUD MENTAL
La sequía también puede empeorar la salud mental, aumentando el riesgo de estrés, ansiedad, depresión y, en situaciones extremas, contribuir a un mayor riesgo de suicidio, según destaca un artículo científico publicado por un equipo de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 2014.
Existen múltiples vías a través de las cuales la sequía puede afectar diferentes aspectos de la salud mental, siendo la más respaldada la vinculada a las pérdidas económicas que pueden derivar de granes episodios de sequía, como la ocurrida en 2017 en España, y migraciones forzadas asociadas.
"El impacto del cambio climático y sus consecuencias como la sequía están agravando una situación ya de por sí complicada en la que se encuentran la salud mental y los servicios de salud mental a nivel global", sentencia Dévora Kestel, directora del Departamento de Salud Mental del organismo dependiente de Naciones Unidas.