Sepsis infantil: cómo reducir la carga que supone y cuáles son las sociedades más vulnerables

La sepsis afecta cada año a 20,3 millones de niños menores de 5 años. Estos datos ponen de manifiesto la importancia de establecer medidas para frenar su impacto

Niña hospitalizada por una sepsis. (Foto: Freepik)
31 agosto 2024 | 11:00 h
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La sepsis es una de las principales causas de morbilidad y mortalidad infantil a nivel mundial. Cada año afecta a unos 50 millones de personas en todo el mundo y, de todas ellas, la mitad son neonatos y niños menores de 19 años. Esta afección puede producirse por problemas en el sistema inmunológico durante la niñez, determinadas enfermedades como el cáncer infantil o por la desnutrición y la falta de atención médica impulsadas por las desigualdades socioeconómicas.

Aunque la atención a esta afección ha mejorado, únicamente un pequeño número de países ha puesto en marcha medidas para disminuir su incidencia. Y es que, solo en 2017, 20,3 millones de niños menores de 5 años se vieron afectados por una sepsis, al tiempo que 4,9 millones de casos incidentes se dieron en niños y adolescentes de 5 a 19 años. Así lo confirman diversos estudios de ‘The Lancet’, que también apuntan a la importancia de poner en marcha medidas para mejorar el abordaje de la sepsis en todo el mundo.

Esta condición puede provocar mortalidad a largo plazo o dejar muchos supervivientes con morbilidades que arrastran durante toda su vida

Esto se debe, precisamente, a la capacidad que tiene esta condición para provocar mortalidad a largo plazo o dejar muchos supervivientes con morbilidades que arrastran durante toda su vida, una situación que hay que frenar. Estas secuelas, conocidas como síndrome posterior a la sepsis, abarcan problemas físicos, emocionales, conductuales y neurocognitivos, y tienen un impacto negativo no solo en los niños afectados, sino en todo lo que les rodea.

Asimismo, la sepsis pediátrica representa una carga económica significativa, especialmente en países de altos ingresos, donde los costes directos de la atención médica son elevados. Sin embargo, estas estimaciones suelen subestimar el impacto financiero, ya que no incluyen los costes indirectos y a largo plazo específicos de los pacientes pediátricos.

MEDIDAS A NIVEL NACIONAL E INTERNACIONAL

“Para abordar la sepsis como una amenaza para la salud infantil de manera más específica, es necesario contar con iniciativas coordinadas a nivel local, nacional e internacional, adaptadas a los grupos de edad pediátrica; dichas iniciativas deben diseñarse para abordar conjuntamente las necesidades de prevención y control de infecciones, preparación para pandemias y un mejor reconocimiento y manejo de infecciones potencialmente mortales en los niños”, sostiene la investigación de ‘The Lancet’.

Y como solución, los autores de los diferentes artículos de esta revista científica proponen “la validación pediátrica de terapias novedosas”. Esto quiere decir que, si bien numerosas herramientas diagnósticas y terapéuticas se prueban en adultos, también es necesario validarlas en edades pediátricas. “La validación pediátrica es sumamente relevante en la era de la medicina de precisión, de ahí la exigencia de comprender las diferencias y similitudes entre los grupos de edad que pueden informar sobre la transferibilidad de las estrategias de manejo entre la medicina de cuidados críticos para adultos y niños”, aseveran.

“Los avances tecnológicos deben garantizar que se satisfagan las demandas específicas del contexto en términos de costes, rendimiento e implementación para los entornos de los países de ingresos bajos y medios, donde la carga de sepsis es mayor”

Además, no solo es importante adaptar las terapias a las edades pediátricas, sino también a aquellas poblaciones con menos recursos. “Los avances tecnológicos deben garantizar que se satisfagan las demandas específicas del contexto en términos de costes, rendimiento e implementación para los entornos de los países de ingresos bajos y medios, donde la carga de sepsis es mayor”, indica esta revisión.

Por su parte, un enfoque multidisciplinar será esencial tanto a nivel local como mundial para hacer frente a la carga que supone la sepsis pediátrica para los pacientes, las familias y las sociedades. “Para reducir esta carga es necesario implementar programas educativos para los profesionales de la salud, desarrollar protocolos estandarizados para reconocer y tratar la sepsis pediátrica, mejorar los procesos de comunicación y transferencia de responsabilidades, mejorar los recursos del sistema de atención sanitaria y promover la concienciación y la educación del público, todo lo cual mejora la resiliencia de los sistemas de atención sanitaria”, proponen los autores de estas revisiones.

“En la última década, ha aumentado el número de iniciativas dedicadas a la mejora de la calidad de la sepsis pediátrica, pero principalmente en los países de ingresos altos. Basándose en estas colaboraciones, la comunidad pediátrica debe establecer una plataforma de aprendizaje mundial para mejorar la aplicación, la adaptación y la eficacia de la mejora de la calidad de la sepsis pediátrica en todo el mundo”, concluye.

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