La SEN exige mejorar el diagnóstico del alzhéimer, que ya afecta a más de 800.000 personas en España

La Sociedad Española de Neurología (SEN) hace un llamamiento al diagnóstico del alzhéimer a tiempo para poder emplear los tratamientos actuales cuanto antes

Paciente de párkinson con su cuidador. (Foto: Freepik)
Paciente de párkinson con su cuidador. (Foto: Freepik)
Itziar Pintado
19 septiembre 2024 | 10:40 h

Cada 21 de septiembre se celebra el Día Mundial de la enfermedad de Alzheimer. Esta patología afecta a más de 800.000 personas en España, según la Sociedad Española de Neurología (SEN), y es una de las causas más comunes de demencia. En concreto, entre el 50 y el 70% de los casos totales de demencia se deben a esta enfermedad, junto a otras como la demencia vascular, la frontotemporal o la de cuerpos de Lewy. De hecho, 1 de cada 10 personas mayores de 65 años y un 33% de las que superan los 85 se ven afectadas por alguna de estas enfermedades. Asimismo, si hablamos de la tasa de defunción, un 8% de las muertes del 2023 estuvieron relacionadas con las demencias, según el Instituto Nacional de Estadística (INE).

“Las demencias en general, y a la enfermedad de Alzheimer en particular, tienen consecuencias devastadoras. No solo en cuanto a mortalidad, sino también en morbilidad y pérdida de calidad de vida, tanto para las personas que la padecen como para sus cuidadores. En todo el mundo, la enfermedad de Alzheimer supone el 12% del total de años vividos con discapacidad debido a una enfermedad. Además, cerca del 60% de los cuidadores presentan también morbilidades, principalmente psiquiátricas, como ansiedad o depresión, como consecuencia directa de la sobrecarga por el cuidado”, apunta la Dra. Raquel Sánchez del Valle, coordinadora del Grupo de Estudio de Conducta y Demencias de la Sociedad Española de Neurología (SEN).

En España se diagnostican unos 40.000 nuevos casos de alzhéimer al año. La mayoría corresponden a personas mayores de 65 años, que suponen un 90% de los casos, y más de un 65% de los casos se dan en mujeres. En cualquier caso, entre los primeros síntomas y el diagnóstico, pueden transcurrir dos años, según estima la SEN. Por este motivo, y teniendo en cuenta que el 50% de los casos no se diagnostican hasta que el paciente está en fase moderada, existe un alto infradiagnóstico de la enfermedad. Esto ocurre, especialmente, en los casos que son leves, cuyas estimaciones apuntan a un 50% de los pacientes con síntomas leves sin diagnosticar. Además del 30-50% de personas que tienen algún tipo de demencia y que no llegan a ser diagnosticadas formalmente.

"Cuanto antes se realice el diagnóstico, más pronto se podrán utilizar los tratamientos de los que disponemos actualmente"

“Es crucial mejorar los tiempos de diagnóstico de la enfermedad de Alzheimer. Cuanto antes se realice el diagnóstico, más pronto se podrán utilizar los tratamientos de los que disponemos actualmente. Pero también porque el diagnóstico en fases iniciales permite al enfermo participar en la toma de decisiones de manera activa, y planificar su cuidado y llevar a cabo medidas de protección social precoces”, señala la experta.

“En los últimos años se han dado grandes avances en las técnicas diagnósticas de imagen y de diagnóstico bioquímico. Hasta hace poco, estas pruebas bioquímicas requerían de una punción lumbar para la obtención de líquido cefalorraquídeo. Pero en los últimos años, gracias a mejoras tecnológicas, empezamos a disponer de marcadores de la enfermedad de Alzheimer en sangre. Estas pruebas diagnósticas en sangre pueden permitir mejorar los tiempos de diagnóstico de esta enfermedad, de forma inicial y de manera certera, mientras que hasta hace muy poco solo se podía hacer de forma clínica, es decir, en base a los síntomas y cuando estos ya estaban avanzados”.

También se están llevando a cabo varias investigaciones de más de 100 compuestos. De hecho, tras 20 años sin novedades, en el último año, algunos países como EE.UU., Reino Unido, Japón, China, Israel o Emiratos Árabes Unidos se han aprobado tratamientos dirigidos contra la proteína amiloide que se acumula en el cerebro de los pacientes, que consiguen frenar el avance de la enfermedad en sus fases iniciales.

"Han demostrado un efecto clínico y suponen el inicio de una nueva etapa en el manejo de la enfermedad de Alzheimer"

“Aunque estos medicamentos no permiten parar totalmente la progresión de la enfermedad y no están exentos de efectos secundarios, sí han demostrado un efecto clínico y suponen el inicio de una nueva etapa en el manejo de la enfermedad de Alzheimer”, explica la Dra. Sánchez del Valle. “Sin embargo, nos mostramos preocupados porque recientemente el comité asesor de la Agencia Europea del Medicamento (EMA) recomendó que el primero de estos fármacos -lecanemab-, no se aprobase en la Unión Europea por un balance riesgo-beneficio que consideran desfavorable, a diferencia de comités asesores de otras agencias reguladoras y a pesar de que diversas sociedades científicas europeas consideran que se puede aumentar la seguridad de estos fármacos excluyendo a los pacientes con mayor riesgo de complicaciones. Por otra parte, si bien es cierto que la eficacia probada actual está, por el momento, restringida en el tiempo y limitada a un ensayo clínico, no hay otra forma de evaluar a largo plazo la eficacia y la seguridad real sin realizar un registro exhaustivo de los pacientes que puedan recibir esta medicación en un escenario clínico habitual. La no aprobación por parte de la EMA, dejaría a los pacientes de la Unión Europea sin posibilidad de recibir estos fármacos, y colocaría a los centros europeos a la cola en la innovación e investigación en este campo”.

Por último, la sociedad recuerda que, aunque una investigación reciente señalaba al alzhéimer como una de las enfermedades que más preocupa a los españoles, solo un 25% de la población conoce el impacto que tienen los estilos de vida en las probabilidades de desarrollarla y el 45% considera que esta enfermedad es una consecuencia inevitable de envejecer.

“Casi uno de cada dos casos de Alzheimer es atribuible a factores modificables relacionados con el estilo de vida y los factores de riesgo vascular. Porque a pesar de que la edad es el principal factor de riesgo para desarrollar la enfermedad de Alzheimer, esta enfermedad y sus síntomas no forman parte del envejecimiento normal del cerebro. Si cuidamos a lo largo de la vida nuestra salud cerebral, podríamos reducir enormemente el riesgo de padecer Alzheimer en un futuro”, destaca la especialista.

Por ejemplo, dejar a un lado el consumo excesivo de alcohol y tabaco, realizar ejercicio físico, mantenerse cognitiva y socialmente activo, corregir la pérdida de audición o visión, tener un peso saludable, controlar la diabetes, la hipercolesterolemia y la hipertensión arterial, y evitar los traumatismos cerebrales y la exposición a la contaminación ambiental podrían ser medidas protectoras frente a la demencia.

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