El Hospital de Sant Pau de Barcelona, ha sido uno de los primeros centros hospitalarios en realizar una reparación transcatéter de la válvula tricúspide, con el sistema de reparación PASCAL, a pacientes con insuficiencia tricúspidea. Este procedimiento mínimamente invasivo tiene como objetivo reparar la válvula dañada y, por tanto, mejorar el pronóstico y calidad de vida del paciente. Este hospital, pionero en la introducción en la práctica clínica de los dispositivos transcatéter en España y centro con mayor experiencia en este tipo de intervenciones, ha implantado este dispositivo con éxito en 21 pacientes.
Aunque se describe como la “válvula olvidada”, la regurgitación de la válvula tricúspide es una enfermedad común entre la población general. Es una forma de valvulopatía cardíaca causada por la disfunción de la válvula tricúspide, que puede provocar daños irreversibles y graves consecuencias para la salud y la calidad de vida de los pacientes. La prevalencia de la valvulopatía cardíaca aumenta significativamente a partir de los 60 años, afectando a más del 13% de las personas mayores de 75 años.
El procedimiento se realiza con una pequeña incisión en la ingle a través de la cual se inserta un catéter largo y delgado, que se introduce hasta el corazón para reparar la válvula
La reparación transcatéter de la válvula tricúspidea no requiere detener el corazón ni hacer una incisión en el tórax. El procedimiento se realiza con una pequeña incisión en la ingle a través de la cual se inserta un catéter largo y delgado, que se introduce hasta el corazón para reparar la válvula. Una vez aquí, la reparación se realiza mediante la implantación de un dispositivo que sujeta suavemente las valvas de la válvula, rellena el área del orificio regurgitante y reduce la fuga de sangre en dirección contraria a través de la válvula tricúspide.
En palabras del doctor Arzamendi, cardiólogo de la Unidad de Hemodinámica del Servicio de Cardiología del Hospital Sant Pau: “La válvula tricúspide, comúnmente conocida como la 'válvula olvidada', sigue siendo un verdadero desafío. Es frágil, compleja y de difícil acceso y existen muy pocas opciones de tratamiento a pesar de la carga de la enfermedad. Se necesitan más alternativas y este nuevo tratamiento transcatéter de reparación de válvulas representa una nueva esperanza para pacientes que sufren de esta seria patología".
Si bien no siempre se muestran claramente los síntomas, la insuficiencia o regurgitación tricuspídea presenta unos signos notables tales como fatiga, aumento de peso, venas yugulares distendidas, dolor abdominal superior o agrandamiento del hígado y del bazo entre otros. Los síntomas de la enfermedad de las válvulas cardíacas son equívocos y, a menudo, se asocian erróneamente con el envejecimiento por lo que los pacientes no informan sobre ello. Como consecuencia, la enfermedad a menudo se diagnostica en una fase avanzada.
Las terapias transcatéter mínimamente invasivas permiten una recuperación más rápida, reducen la duración de la estancia hospitalaria y permiten que los pacientes vuelvan a su vida normal más rápidamente
Un indicador claro de la valvulopatía puede ser la detección de un soplo cardíaco, lo que ocurre tras la auscultación con un fonendoscopio, en este caso, el paciente debe ser remitido a un cardiólogo que le realizará un examen adicional a través de un ecocardiograma para confirmar el diagnóstico. Por último, un equipo de profesionales en cardiología decidirá la opción de tratamiento más adecuada basándose en directrices científicas y según el perfil del paciente.
Las terapias transcatéter mínimamente invasivas permiten una recuperación más rápida, reducen la duración de la estancia hospitalaria y permiten que los pacientes vuelvan a su vida normal más rápidamente.
Es el caso de Pilar Campdelacreu, paciente de 72 años con un cuadro complejo de insuficiencia tricuspídea reparada a través de este procedimiento transcatéter: “había llegado un momento en que andar me cansaba mucho, prácticamente no podía subir escaleras. Tras la intervención he podido hacer vida normal, y casi sin necesidad de recuperación, al día siguiente me encontraba perfectamente y sin secuelas”.