En España, el duelo perinatal tiene una escasa consideración social y sanitaria. Ya conocemos la historia de Virginia y Carmen, ambas dieron a luz a un bebé fallecido. En el caso de Carmen, durante el parto ella tuvo lo que denomina como “suerte”, y es que tal y como cuenta “tuve la suerte de que di con buenos profesionales, porque esto no pasa siempre y no están actualizados”. Su hija, nació fallecida a las 29 semanas y los profesionales sanitarios le permitieron estar un rato con ella en brazos. Pero, es cierto que, cada hospital tiene su propio protocolo y depende también, del profesional que te toque.
Por su parte, Virginia dio a luz a un bebé muerto de 39 semanas. En ese momento, ella estaba en shock, y lo único que podía ver a su alrededor era como se ejecutaba la situación. “Recibir la mala noticia es un dolor inexplicable, pero lo que viene después es añadir dolor al dolor. Tenemos que inducir al parto. Venga, ahora tenemos que romper la bolsa. Ahora venimos a ver de cuántos centímetros estas. Luego vuelven para lo mismo. Es todo muy complicado porque tenemos que parir sin una recompensa”.
Está claro que, esta situación tampoco debe ser fácil para el profesional sanitario que atiende el parto o para aquellos psicólogos que deben atender después a la mujer y a la familia. Pero, hay que ser conscientes de que la intervención hospitalaria es muy recortada, y que en la mayoría de los casos solo da tiempo a prestar unos "primeros auxilios psicológicos". Pilar Gómez-Ulla, es psicóloga especializada en duelo perinatal. Sin embargo, cuando Consalud.es le pregunta por su experiencia, ella lo primero que responde es: “He tenido 5 hijos, de los cuales 3 murieron en la etapa perinatal”.
"Los sanitarios piensan que no tienen recursos para enfrentarse a esto"
Pasar por un suceso así, le ha servido para darse cuenta de una cosa. “Si nos comparamos con otros países de nuestro entorno, en los que estamos a un nivel similar en satisfacción de las familias con la atención sanitaria o en cuanto a la calidad, en la atención del duelo perinatal vamos décadas de retraso”.
Asimismo, explica que su hija María falleció en 2008 en España, y “aunque desde entonces el cambio que ha habido es brutal, aún queda mucho por avanzar. Este cambio ha sido, en parte, empujado por todas las asociaciones de familias que vamos creando consciencia pública, haciendo cursos con los profesionales sanitarios y que, de alguna forma proponen al sistema sanitario un cambio. Muchas de las cosas que promovemos siguen estando cuestionadas en nuestro país y hay muchas otras por mejorar".
EL SANITARIO, SIN RECURSOS PARA DAR APOYO
“Muchos de nosotros hemos visto a un adulto fallecido, pero no hemos visto a un bebé intrautero fallecido. La gente no se imagina la situación por la que hay que pasar. Es una situación en la que estas en el hospital sola, que es un lugar hostil, y en el que tienes que tomar una decisión en el mismo momento porque te preguntan que hacer con el cuerpo del bebé, y esto en ningún otro caso se hace así, solo cuando nace un bebe muerto”.
"Muchas de las cosas que promovemos siguen estando cuestionadas en nuestro país y hay muchas otras por mejorar"
Pese a esto, Pilar ha visto como en los profesionales sanitarios hay un “gran ser de hacer las cosas mejor”. “Cuando nos relacionamos con profesionales, vemos dos cosas. Por un lado, el dolor que existe en el encuentro de la familia cuyo bebé ha fallecido; y es que los sanitarios sienten dolor, pena, impotencia y a veces culpabilidad", explica.
"Por otro lado, ellos mismos piensan que no tienen recursos para enfrentarse a esto. Creen que no se lo han enseñado en la universidad, consideran que no lo están haciendo adecuadamente y que quizás pueden hacer algunas cosas que pueden dañar a los familiares”.