El Día Internacional de la Mujer es una fecha importante en el calendario que reivindica el papel de las mujeres en numerosos entornos, siendo uno de ellos el de la salud. En este sentido, la salud pública y el feminismo colaboran en la búsqueda de la igualdad entre hombres y mujeres. De este modo, se trabaja para transformar las relaciones y estructuras sociales, además de para erradicar las normas y estereotipos de género.
En este contexto, el Grupo de Trabajo de Género, Diversidad Afectivo-Sexual y Salud de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE) ha querido hacer una revisión de las principales aportaciones del feminismo a la salud pública. Con ello, se trabaja para hacer desaparecer las desigualdades de género en la salud y en los demás ámbitos de la vida.
La salud pública sigue la línea del feminismo a la hora de estudiar las desigualdades de género en el acceso a la atención sanitaria y en la prevención de enfermedades
La salud pública sigue la línea del feminismo a la hora de estudiar las desigualdades de género en el acceso a la atención sanitaria y en la prevención de enfermedades. Las mujeres y los hombres presentan necesidades diferentes en materia de salud, por lo que, de acuerdo con la SEE, es fundamental investigar aplicando el análisis de género. A su vez, también es determinante introducir la perspectiva de género en la formación de todas las profesionales sanitarias. De este modo se evitan los sesgos de género en la atención sanitaria y el desigual esfuerzo diagnóstico y terapéutico para mujeres y hombres.
Del mismo modo, el feminismo y la salud pública van de la mano en materia de la defensa de la participación activa de las mujeres en la toma de decisiones relacionadas con la salud. Así, las políticas y los programas de salud se construyen desde la perspectiva de género y reflejan de mejor manera las necesidades reales de las mujeres.
En lo que respecta a la investigación, la salud pública y el feminismo apuestan por estudiar los datos de salud desglosados por sexo y aplicando el análisis de género para poder comprender las diferencias de las condiciones de vida en la salud de mujeres y hombres. De este modo, las diferencias pueden abordarse de manera efectiva y se visibilizan las desigualdades de género en salud.
El fin de la brecha salarial, la igualdad de salarios para trabajos con el mismo valor y la igualdad de oportunidades y de acceso a puestos de liderazgo para mujeres y hombres son otras de las reivindicaciones que la salud pública y el feminismo comparten. En concreto, la salud pública pone de manifiesto la importancia de la independencia económica en la salud de las mujeres, además de la responsabilidad equitativa del trabajo no remunerado y la conciliación de la vida personal, familiar y laboral.
El fin de la brecha salarial, la igualdad de salarios para trabajos con el mismo valor o la igualdad de oportunidades son otras de las reivindicaciones que la salud pública y el feminismo comparten
Por otro lado, el GT de la Sociedad Española de Epidemiología recuerda que ambos promueven una educación con perspectiva de género capaz de erradicar los estereotipos sexistas, y una educación sexo-afectiva que contribuya a mejorar las relaciones afectivas para que estén basadas en la empatía y el respeto mutuo. En esta misma línea, también se pone en valor la lucha contra la violencia hacia las mujeres, pues esta tiene graves consecuencias para la salud física y mental no solo de quienes la sufren, sino también de sus hijos.
Finalmente, la salud pública y el feminismo caminan juntos reivindicando una vida libre de explotación del cuerpo de las mujeres en cualquiera de sus formas, como son la prostitución, la trata, la pornografía o la gestación subrogada. También visibilizan el impacto que tiene la mercantilización del cuerpo de las mujeres sobre su salud y sobre los valores que imperan en la sociedad.