El vapeo y la depresión en jóvenes podrían estar relacionados. Un estudio de la Universidad de Sydney (Australia) sobre el comportamiento de vapeo entre estudiantes de secundaria descubrió que aquellos que informaron síntomas depresivos severos tenían el doble de probabilidades de haber probado cigarrillos electrónicos.
Así se ha dado a conocer tras la publicación de los datos en la 'Revista Australiana y Neozelandesa de Psiquiatría'. Se extrajeron de una encuesta realizada en el marco del ensayo de vapeo OurFutures, el primer y actualmente único ensayo clínico de un programa de prevención del uso de cigarrillos electrónicos en escuelas de Australia.
Concretamente, las cifras mostraron un uso generalizado de cigarrillos electrónicos entre aquellos con peor salud mental, incluidos síntomas depresivos graves, estrés moderado y alto y bajo bienestar. De esta forma, los hallazgos muestran una necesidad crítica de un apoyo efectivo a la salud mental al mismo tiempo que se previene el vapeo durante la adolescencia temprana, cuando estos problemas surgen por primera vez.
De los 5.157 estudiantes que participaron en el estudio, el 8,3% informó haber usado cigarrillos electrónicos anteriormente
De los 5.157 estudiantes que participaron en el estudio, el 8,3% informó haber usado cigarrillos electrónicos anteriormente. El uso de cigarrillos electrónicos también fue un 74% mayor entre los estudiantes que informaron estrés moderado y un 64% mayor entre las personas que informaron niveles altos de estrés. El uso de cigarrillos electrónicos también fue un 105% mayor entre los estudiantes que informaron un bienestar bajo en comparación con los que manifestaron un bienestar alto. Los síntomas de ansiedad no se asociaron con el uso de cigarrillos electrónicos.
El ensayo tiene como objetivo comprobar rigurosamente si se puede prevenir el consumo de cigarrillos electrónicos entre los adolescentes australianos. "Hay una falta de datos sobre los vínculos entre el vapeo entre adolescentes y la salud mental, especialmente en el contexto único de Australia. Era importante que abordáramos este tema, ya que estamos presenciando un aumento tanto del vapeo como de las enfermedades mentales entre los jóvenes", afirma la doctora Lauren Gardner, del Centro Matilda de la Universidad de Sídney , que codirige el ensayo de vapeo OurFutures con la profesora Nicola Newton.
"Se necesitan más investigaciones para comprender la compleja relación entre la salud mental y el vapeo; sin embargo, estos hallazgos resaltan la necesidad urgente de adoptar enfoques de prevención e intervención temprana, respaldados por evidencia, para apoyar la salud y el bienestar a corto y largo plazo de los jóvenes", señala.
"Se necesitan más investigaciones para comprender la compleja relación entre la salud mental y el vapeo"
Los resultados son consistentes con investigaciones realizadas en otros grupos de edad y países, incluido Estados Unidos, que han vinculado el uso de cigarrillos electrónicos entre adolescentes con síntomas depresivos y de ansiedad y estrés. De hecho, el Centro Matilda había descubierto anteriormente que la edad media a la que un adolescente empieza a vapear es a los 14 años. Otra investigación (independiente de la Universidad de Sídney) ha descubierto que las tasas de vapeo entre los 12 y los 15 años han aumentado del 10 al 24 por ciento entre 2017 y 2023.
"Hay cada vez más pruebas de que existe una relación entre el vapeo y la salud mental: el vapeo se ha vinculado con la aparición de problemas de salud mental, y viceversa", afirma la profesora asociada y coautora Emily Stockings del Centro Matilda.
"Aunque no se exploró en nuestro estudio, es posible que esta relación pueda explicarse por factores deriesgo sociales, ambientales y genéticos compartidos, o puede indicar posibles conductas de automedicación. A corto plazo, la nicotina puede reducir los sentimientos de ansiedad y estrés, y los jóvenes pueden estar recurriendo a los vaporizadores como mecanismo de afrontamiento. Independientemente de si la mala salud mental influye en el tabaquismo o viceversa, está claro que, si queremos prevenir la aparición del vapeo, debemos abordar la salud mental al mismo tiempo", concluye la experta.