En los últimos años, especialmente a raíz de la pandemia, la salud mental se ha convertido en una de las principales preocupaciones para la población española. La situación de confinamiento e inseguridad generada por la Covid-19 provocaron, en muchos casos, la aparición de problemas de salud mental o el empeoramiento de otros ya existentes, un incremento que la sociedad ha percibido. Por ejemplo, un 74,7% de la población española tiene la impresión de que, en los últimos años, se ha producido un empeoramiento de la salud mental de la sociedad, según el informe ´La situación de la salud mental en España’, publicado por la Confederación Salud Mental España y Fundación Mutua Madrileña en 2023. Sin embargo, hay un grupo que sufre aún más las consecuencias de esto: las personas mayores.
De acuerdo con el informe de la Confederación Salud Mental España sobre ‘Derechos Humanos en Salud Mental 2023’, la salud mental de las personas mayores es la gran ignorada. Esto se demuestra con ejemplos como que los estudios con datos de prevalencia o descriptivos de la situación de las personas con problemas de salud mental en personas mayores son muy escasos, en comparación con los realizados en otros grupos de edad. Un artículo publicado en diciembre de 2023 por la revista Geriatricarea afirmaba que, en lo relativo a la prevalencia de la depresión en personas mayores, según datos del INE, esta es sensiblemente más alta que entre la población general. Además, el diagnóstico se va incrementando con el paso de los años.
Entre el grupo de personas mayores se produce un aumento de las tasas de mortalidad por problemas de salud mental, llegando a superar los 300, especialmente entre las mujeres
El sexo también influye en estos datos, ya que mientras el porcentaje de personas diagnosticadas de depresión no supera el 5% hasta los 45 años y es semejante entre sexos, esta proporción va aumentando con la edad y se acrecienta la brecha de género, sobre todo a partir de los 65 años, cuando las mujeres con depresión suponen el 15% de su grupo de edad mientras los hombres se mantienen por debajo del 10%.
Por otro lado, entre el grupo de personas mayores se produce un aumento de las tasas de mortalidad por problemas de salud mental, llegando a superar los 300, especialmente entre las mujeres, según estadísticas de defunciones del INE, 2023. Del mismo modo, revelan que la comunidad científica ha descrito con claridad las consecuencias que el sufrimiento psicológico y emocional ocasiona en las personas mayores. Para representar las consecuencias que esta situación genera en los pacientes, el informe incluye una lista de todo lo que acarrean los problemas de salud mental en mayores y su falta de visibilidad.
En primer lugar, los problemas de salud mental reducen la esperanza de vida y aumentan la discapacidad, además de disminuir la calidad de vida y limitar el acceso a recursos sanitarios. El aislamiento social y la soledad en sí son factores de riesgo que se acumulan en la vejez, y los malos tratos que sufren muchos mayores por parte de sus cuidadores también influye. Además, el desempleo y el absentismo laboral se van acumulando a lo largo de la vida y conducen a menos ingresos y más problemas económicos en la vejez, una situación que afecta en mayor medida a las mujeres. “No hay que olvidar que a la mayor prevalencia de los problemas de salud mental entre las mujeres se une el peso de los cuidados familiares que se ven obligadas a asumir y, en muchos casos, la violencia de género”, añade el informe.
La discriminación por edad es también un factor que no debe pasar desapercibido a la hora de hablar de salud mental en personas mayores. Basándose en diversos estudios, los autores concluyen que el edadismo es uno de los factores que más efectos nocivos tiene en la salud física y mental de las personas mayores. No obstante, es frecuente que se confundan los síntomas de problemas de salud mental con consecuencias naturales asociadas al envejecimiento, por lo que ni se diagnostican ni se tratan.
Las personas mayores también experimentan menor atención y mayor utilización de psicofármacos, pese a que las Guías de Práctica Clínica (NICE) recomiendan intervenciones psicológicas como primera línea de actuación
Las personas mayores también experimentan menor atención y mayor utilización de psicofármacos, pese a que las Guías de Práctica Clínica (NICE) recomiendan intervenciones psicológicas como primera línea de actuación para el abordaje de los problemas de salud mental. Todos estos problemas se cronifican, aumentan los días de hospitalización y se deriva en hiperfrecuentación de servicios médicos y urgencias. Del mismo modo, se suele vulnerar el Derecho a los apoyos y cuidados y al mantenimiento del control sobre su propia vida.
Finalmente, otro de los problemas que experimentan es la inexistencia de prestaciones y servicios como los relacionados con la accesibilidad psicosocial y la asistencia personal, que continúan siendo bastante desconocidos. Frente a todo ello, el documento recomienda establecer servicios específicos para la adecuada atención de las personas mayores con problemas de salud mental, así como mecanismos de prevención orientados a mejorar su bienestar emocional y calidad de vida.
Por último, se indica que los servicios deben ser atendidos por personal técnico especializado y, en los casos que se precise, se debe incorporar el apoyo de pares. “En definitiva, la prestación de estos servicios deberá responder a las necesidades de la ciudadanía con mayor eficacia y eficiencia, flexibilidad y precisión”.