En 2015 los líderes mundiales adoptaron los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), un conjunto de objetivos globales para erradicar la pobreza, proteger el planeta y asegurar la prosperidad para todos como parte de una nueva agenda de desarrollo sostenible. Cada objetivo tiene metas específicas que deben alcanzarse en los próximos 15 años. Uno de ellos está centrado en salud y bienestar. Y en esta línea, hay un aspecto sanitario que se debe trabajar aún más: la salud materna.
Por salud materna se entiende la salud de las mujeres durante el embarazo, el parto y el puerperio. Cada etapa debería ser una experiencia positiva que asegurara el pleno potencial de salud y bienestar de las mujeres y sus bebés. Asimismo, cada año tienen lugar unos 140 millones de partos y la proporción de ellos atendidos por personal sanitario capacitado ha aumentado del 58% en 1990 al 81% en 2019. Esto se debe principalmente al mayor número de partos en centros sanitarios.
Si bien en los dos últimos decenios se han realizado importantes progresos, según los últimos datos, en 2017 murieron unas 295.000 mujeres durante o después del embarazo y el parto. Para la Organización Mundial de la Salud (OMS), este número es “inaceptablemente elevado”. Concretamente, las defunciones por complicaciones durante el embarazo, el parto y el puerperio se redujeron un 38% en los dos últimos decenios; esta reducción media anual, apenas inferior al 3%, representa un "ritmo de progreso demasiado lento".
Los ODS ofrecen una oportunidad para que la comunidad internacional trabaje conjuntamente y acelere los progresos orientados a mejorar la salud materna
Las causas directas más comunes de defunción son: pérdida excesiva de sangre, infección, alta tensión arterial, aborto peligroso y parto obstruido, así como causas indirectas, entre ellas la anemia, el paludismo y la cardiopatía coronaria. La realidad es que la mayor parte de las defunciones maternas son prevenibles mediante la asistencia oportuna de un profesional sanitario capacitado en un entorno propicio.
Más de la mitad de las defunciones maternas se producen en situaciones frágiles y humanitarias. El África subsahariana y Asia meridional soportan en su conjunto la mayor carga de mortalidad materna, que en 2017 supuso el 86% del total mundial.
En este contexto, los ODS ofrecen una oportunidad para que la comunidad internacional trabaje conjuntamente y acelere los progresos orientados a mejorar la salud materna de todas las mujeres, en todos los países y en todas las circunstancias.
Cada embarazo y cada parto son únicos. Para asegurar que todas las mujeres puedan acceder a una atención de salud materna respetuosa y de alta calidad es fundamental superar las desigualdades que influyen en los resultados de salud, en particular en los concernientes a la salud sexual y reproductiva y los derechos conexos, así como a las cuestiones de género.
"Estas metas no se pueden alcanzar sin una cobertura universal de salud reproductiva, materna, neonatal e infantil"
Por eso, algunas de las metas de los ODS relativas a mortalidad maternal están orientada a reducir la razón mundial de dicha mortalidad a menos de 70 por cada 100 000 nacidos vivos, de aquí a 2030. Otra de las metas se centra en lograr una cobertura sanitaria universal.
Es más, la OMS asegura que “estas metas no se pueden alcanzar sin una cobertura universal de salud reproductiva, materna, neonatal e infantil”. Por eso, el organismo aboga por una planificación sanitaria que ponga los valores y las preferencias de las mujeres en el centro de sus propios cuidados. “La participación y el empoderamiento significativos de las mujeres, las familias, las comunidades y los prestadores de servicios son aspectos esenciales para las iniciativas orientadas a mejorar la calidad”, aseguran.
También es esencial la promoción de la salud durante todo el proceso de embarazo, parto y atención posnatal. Esto incluye la buena nutrición, la detección y prevención de enfermedades, el acceso a servicios de salud sexual y reproductiva y el apoyo a las mujeres que sufren violencia de pareja.
Para encontrar una solución a este problema, la OMS genera datos, investigaciones, directrices clínicas e instrumentos programáticos para contribuir al logro de las metas mundiales y apoyar estrategias basadas en pruebas científicas, con miras a poner fin a la mortalidad materna prevenible y mejorar la salud y el bienestar de las madres.