De forma histórica la salud autoevaluada se ha considera como un indicador subjetivo del estado de salud general de una persona. Cuando hablamos de la percepción de salud personal lo hacemos de la evaluación que cada individuo puede hacer en base a cómo se siente. Existen múltiples factores, tanto externos como internos, que influyen en esta autoevaluación, destacando, por ejemplo, aspectos económicos, culturales, biológicos, demográficos e incluso sociopolíticos.
Razón por la que muchos expertos inciden en que la salud autoevaluada no solo es una descripción del estado físico que hace un individuo sobre sí mismo, basada en la ausencia de enfermedad, sino que tiene que ser comprendida como un proceso multidimensional que está condicionado por una serie de factores individuales y contextuales.
La definición realizada de la salud autoevaluada puede resultar compleja de comprender, especialmente si observamos el prisma únicamente desde el punto de vista de la salud como ausencia de enfermedad. Para entenderlo, ponemos el foco en un reciente estudio presentado por la Sociedad Estadounidense de Nutrición. Un trabajo que parte de un problema muy extendido: la mayoría de nosotros pensamos que nuestra dieta es mucho más saludable de lo que realmente es.
De acuerdo con la referida investigación, desarrollada en base a una encuesta a 10.000 personas, solo el 15% fue capaz de afirmar con precisión que su dieta era realmente saludable. Del 85% que erró a la hora de afirmar que su dieta era saludable, el 99% reportó respuestas que sobrevaloraban la salubridad de sus hábitos alimenticios.
La salud autoevaluada es un concepto recurrente y de gran utilidad en la investigación epidemiológica y de salud pública, ya que no son pocos los estudios que concluyen que estamos ante dos factores certeros en la predicción de morbilidad y la mortalidad. Sin embargo, la relación entre la percepción de la salud que cada uno de nosotros tenemos y la mortalidad puede variar significativamente entre países, dados los factores influyentes expuestos al inicio de estas líneas.
“Utilizando datos de más de 370.000 participantes del Biobanco de Reino Unido, con un periodo de seguimiento de casi 12 años, descubrimos que las personas con un estado de salud favorable o una salud autoevaluada de buena a excelente, tenían un riesgo de mortalidad sustancialmente menor que las personas con un estado de salud desfavorable o salud autoevaluada de mala a regular”
Diversos estudios recogidos por Nature sobre esta temática indican que, por ejemplo, la mala autoevaluación de la salud es más predictiva de la mortalidad en hombres que en mujeres o que la salud autoevaluada es un mejor indicador de la mortalidad en las personas con menos recursos.
De los 502.521 sujetos que comparten sus datos sanitarios con el Biobank de Reino Unido, 487.195 (96,95%) tenían en 2022 datos completos sobre salud autoevaluada y su estado de salud. En base a estos datos una investigación publicada en Nature clasificó 117.212 personas (31,36%) con un estado de salud desfavorable y 256.549 (68,64%) con un estado de salud favorable. Si ponemos el foco en la percepción de la salud de los individuos, el 58,76% consideraba que su estado de salud era bueno, estableciéndose las siguientes clasificaciones: percepción personal de salud mala (14.185 personas, 3,80%), regular (73.138 personas, 19,57%) y excelente (66.810 personas, 17,88%).
El número promedio de enfermedades por clasificación cruzada de salud osciló entre 0,73 en individuos con autoevaluación de salud excelente y estado de salud favorable a 4,93 en individuos con autoevaluación de salud deficiente y estado de salud desfavorable. La media de seguimiento fue de 11,75 años.
“Observamos 21.980 (5,88%) muertes por cualquier causa. Las muertes observadas por causas específicas fueron 2.432 (0,65%) por cardiopatía isquémica, 908 (0,24%) por enfermedad cerebrovascular, 409 (0,11 %) por gripe y neumonía, 701 (0,19 %) por demencia y enfermedad de Alzheimer, 699 (0,19%) ) por enfermedad crónica de las vías respiratorias inferiores y 11.171 (2,99%) por neoplasias malignas”, recoge el estudio, añadiendo que “la autoevaluación de salud mala, regular y buena se asoció con mayores riesgos de mortalidad por todas las causas que la autoevaluación de salud excelente”.
“Utilizando datos de más de 370.000 participantes del Biobanco de Reino Unido, con un periodo de seguimiento de casi 12 años, descubrimos que las personas con un estado de salud favorable o una salud autoevaluada de buena a excelente, tenían un riesgo de mortalidad sustancialmente menor que las personas con un estado de salud desfavorable o salud autoevaluada de mala a regular”, indican los autores.