El estilo de vida, así como la situación laboral ha provocado que se produzca un retraso de la maternidad dando lugar a una disminución en la tasa de natalidad y una mayor dificultad a la hora de conseguir un embarazo con un niño sano en casa. Esto hace que cada vez más parejas recurran a las Unidades de Reproducción para tratar de conseguir un embarazo mediante Fecundación in vitro (FIV). Con el aumento de la edad materna se incrementan las posibilidades de alteraciones cromosómicas en los embriones, provocando que no se produzca la implantación de los mismos o en caso de que lo hagan, que aumente la tasa de aborto o se produzca el nacimiento de un bebé con una alteración cromosómica.
En los últimos años, la FIV con la biopsia embrionaria (DGP o PGTA) han podido ayudar a minimizar estos riesgos y permitir identificar aquellos embriones que son cromosómicamente anormales, explica el Director de Laboratorio y Científico de la Unidad de Reproducción Asistida del Hospital Ruber Internacional, doctor Yosu Franco. “El cultivo del embrión hasta estado de blastocisto y su posterior estudio cromosómico, mediante biopsia embrionaria, es una práctica habitual en nuestro laboratorio que permite conseguir buenos resultados”, afirma el doctor en biología molecular.
La FIV con la biopsia embrionaria (DGP o PGTA) han podido ayudar a minimizar los riesgos
La Unidad de Reproducción Asistida del Hospital Ruber Internacional coordinada por la doctora Elena Carrillo de Albornoz e integrada por prestigiosos ginecólogos como los doctores Rafael Jimenez, Álvaro Martinez, Ana Vegas, Marcos Órdenes, Beatriz Bueno, Silvia Iniesta, Santiago Bau, Alejandra Rexach, Juan Vidal, Elena Meliá, Vega Cabezuelo, Esther Suárez y Nuria López, entre otros, trabajan desde 2016, en su rutina diaria con esta metodología.
El descubrimiento por parte de Igenomix de la existencia de ADN libre embrionario en el medio de cultivo del blastocisto abrió la posibilidad a la detección no invasiva (sin biopsiar al embrión) de aneuploidías embrionarias (alteraciones cromosómicas) en los tratamientos de reproducción asistida.
El nuevo test no invasivo, denominado EMBRACE desarrollado por la misma biotecnológica, permite identificar los embriones con mayores probabilidades de ser cromosómicamente normales sin necesidad de tocar el embrión. Con esta información, indica la doctora Elena Carrillo de Albornoz, Directora Médica de la Unidad Reproducción Asistida del Hospital Ruber Internacional, el especialista podrá decidir qué embrión transferir en primer lugar en un ciclo de FIV y así mejorar las posibilidades de conseguir el embarazo de un bebé sano y disminuir la tasa de abortos.
Hasta el 35% de los embriones morfológicamente de buena calidad, son aneuploides
Los embriones con mayores probabilidades de tener un número correcto de cromosomas obtendrán la puntación más alta y tendrán prioridad para la transferencia. Aunque la morfología del embrión es una buena metodología de selección embrionaria, hasta el 35% de los embriones morfológicamente de buena calidad, son aneuploides. Por tanto, el EMBRACE ayudará con el estudio del análisis cromosómico embrionario a transferir y mejorar los resultados frente al diagnóstico morfológico.
El Hospital Ruber Internacional, en su línea de seguir apostando por la tecnología y la calidad ofrece esta técnica no invasiva desde junio 2020 como complemento al diagnóstico morfológico embrionario y ya se han confirmado por estudio de ADN fetal en sangre materna los primeros embarazos sanos.
“Este test favorecerá que cualquier paciente de un ciclo de FIV pueda aumentar la eficacia y eficiencia de los tratamientos para tener un niño sano en casa”, matiza la doctora Carrillo de Albornoz.