La evidencia científica ha demostrado sobradamente el riesgo que implican el sobrepeso y la obesidad a la hora de desarrollar múltiples enfermedades como las cardiovasculares o la diabetes, por citar solo un par de ejemplos. Pero las consecuencias perjudiciales para nuestra salud van mucho más allá, y tanto la cantidad como la distribución del tejido adiposo influyen en el deterioro cognitivo.
Con el objetivo de aportar más datos sobre esta relación ponemos el foco en una investigación publicada en JAMA Network. Se trata de un análisis transversal de 9.189 adultos con edades comprendidas entre los 30 y los 75 años que no tenían enfermedades cardiovasculares. Los datos empleados para el análisis han sido extraídos de la Canadian Alliance for Healthy Hearts and Minds y el Prospective Urban Rural Epidemiological-Mind.
De acuerdo con el análisis realizado un mayor porcentaje de grasa corporal y de tejido adiposo visceral se asocian no solo con un mayor riesgo de desarrollo de enfermedad cardiovascular, sino también con lesiones cerebrales vasculares y puntuaciones cognitivas más bajas.
El estudio ha evaluado tanto el porcentaje de grasa corporal como el nivel de tejido adiposo visceral concluyendo que por cada aumento del 9,2% del porcentaje de grasa corporal o de 36 mililitros de tejido adiposo visceral, se traduce en una reducción de 0,8 puntos en el sistema de puntuación cognitiva. Cifra que equivale a un año de envejecimiento cognitivo.
“Las estrategias para prevenir o reducir la obesidad pueden preservar la función cognitiva en los adultos”
Gran cantidad de estudios han documentado que el incremento de la adiposidad se asocia con varios factores de riesgo cardiovascular y, por separado, estudios epidemiológicos a gran escala confirman que los factores de riesgo cardiovascular se asocian con el deterioro cognitivo. La adiposidad puede afectar la función cognitiva a través de la salud cardiovascular, pero también puede tener efectos independientes sobre la función cognitiva, como la inducción de adipocinas proinflamatorias.
“Es lógico, por tanto, investigar si la adiposidad se asocia con puntuaciones cognitivas reducidas, independientemente de los factores de riesgo cardiovascular. En nuestro análisis, la adiposidad total se asoció con factores de riesgo cardiovasculares más elevados, incluidas la presión arterial, la frecuencia de diabetes, la proporción de apolipoproteína B/A y la lesión cerebral vascular detectada por resonancia magnética”, manifiestan.
“También encontramos que ambas métricas de adiposidad se asociaron con puntajes cognitivos reducidos, independientemente de los factores de riesgo cardiovascular y la lesión cerebral vascular detectada por resonancia magnética”, exponen los autores de la investigación.
“Este estudio transversal encontró que el exceso de adiposidad era un factor de riesgo para puntuaciones cognitivas reducidas, independientemente de los factores de riesgo cardiovasculares, el nivel educativo y la lesión cerebral vascular detectada por resonancia magnética”, concluyen, alertando de que “las estrategias para prevenir o reducir la obesidad pueden preservar la función cognitiva en los adultos”.