Las personas que experimentan un golpe en la cabeza pueden sufrir lesiones cerebrales que pueden derivar en problemas cognitivos a largo plazo, como dificultades en la memoria, la concentración o la resolución de problemas. La ciencia ha estudiado estas consecuencias en los adultos mediante el uso de escáneres cerebrales con capacidad para medir con precisión el impacto derivado de cualquier lesión. Sin embargo, esto es más difícil de hacer en el caso de los niños y adolescentes ya que sus cerebros están creciendo.
Con el objetivo de aportar nuevos datos un grupo de investigadores del Imperial College de Londres y del Great Ormond Street Hospital han recopilado mediciones detalladas de cerebros de niños que se desarrollan de forma normal. Estas mediciones se han utilizado como guía para ayudar a identificar cualquier diferencia apreciable en el cerebro de niños que han sufrido algún tipo de lesión severa en la cabeza. Los resultados han sido publicados en la revista Brain.
Los responsables de la investigación han identificado que las lesiones pueden hacer que el volumen del cerebro en algunos niños sea más reducido de lo esperado. Hecho que podría afectar a su capacidad de aprendizaje y comportamiento.
“Cuando los niños o jóvenes sufren un golpe grave en la cabeza, por lo general se les realiza un escáner para buscar cualquier lesión cerebral. El uso de los resultados de esta investigación podría permitirnos comenzar a buscar anomalías en esos escáneres en términos de crecimiento de las diferentes áreas del cerebro”, explica la doctora Célia Demarchi, perteneciente al Departamento de Ciencias del Cerebro del Imperial, doctora en el Great Ormond Street Hospital y autora del estudio.
“Sabemos que algunos niños y adolescentes que sufren una lesión cerebral traumática pueden experimentar dificultades de aprendizaje o emocionales, pero por el momento no podemos predecir quién tendrá problemas y quién no. Esto, a menudo, significa que los niños y adolescentes tardarán en conseguir el apoyo que necesitan”, señala el primer autor del estudio, el doctor Niall Bourke.
“Sabemos que algunos niños y adolescentes que sufren una lesión cerebral traumática pueden experimentar dificultades de aprendizaje o emocionales, pero por el momento no podemos predecir quién tendrá problemas y quién no. Esto, a menudo, significa que los niños y adolescentes tardarán en conseguir el apoyo que necesitan”
“Para ayudar a entender más sobre este problema estudiamos a un gran grupo de niños y jóvenes para ver qué sucede normalmente con el volumen de sus cerebros a medida que crecen. Estos nos permitió detectar cualquier diferencia en los niños que sufren una lesión cerebral”, añade.
VOLUMEN CEREBRAL REDUCIDO TRAS UNA LESIÓN
Para llegar a las conclusiones expuestas los autores del estudio emplearon resonancias magnéticas para realizar mediciones detalladas de los cerebros de más de 1.200 niños y jóvenes sanos de entre ocho y 22 años, lo que les permitió comprender el crecimiento y desarrollo normal de diferentes áreas del cerebro.
Los resultados se compararon con escáneres cerebrales realizados a un grupo de 39 adolescentes, con edades comprendidas entre los 12 y los 16 años, que habían sufrido una lesión cerebral moderada o grave en los meses o años anteriores. Las lesiones estaban causadas, en su mayoría, por accidentes de tráfico, caídas o lesiones deportivas. Los investigadores también llevaron a cabo una serie de evaluaciones para detectar cualquier dificultad cognitiva.
El desarrollo del estudio ha hallado que entre los 39 adolescentes con lesión cerebral, 11 tenían un volumen reducido en al menos un área de materia blanca en el cerebro y siete tenían un volumen reducido en al menos un área de materia gris en su cerebro.
La materia blanca se compone del "cableado" que conecta diferentes partes del cerebro. La materia gris está formada por cuerpos celulares donde se procesa la información y se lleva a cabo el pensamiento.
También encontraron que aquellos que presentaban un volumen cerebral relativamente más pequeño, también tenían problemas como una velocidad de procesamiento mental más lenta, dificultades de aprendizaje, niveles más altos de depresión, apatía e ira en comparación con el grupo de niños sanos.
El desarrollo del estudio ha hallado que entre los 39 adolescentes con lesión cerebral, 11 tenían un volumen reducido en al menos un área de materia blanca en el cerebro y siete tenían un volumen reducido en al menos un área de materia gris en su cerebro.
“Los efectos de las lesiones en la cabeza son complicados y varían en cada persona. Si podemos llegar a un punto en el que el análisis de precisión de los escáneres ayude en el manejo clínico de rutina, eso podría ayudarnos a identificar por qué algunos niños y jóvenes corren el riesgo de tener dificultades de aprendizaje o de comportamiento y brindarles apoyo o rehabilitación adicional”, indica David Sharp, profesor del Departamento de Ciencias del Cerebro del Imperial.
"Esto es realmente importante, ya que las dificultades que experimentan los jóvenes pueden tener un impacto duradero en su educación y en las oportunidades posteriores en la vida adulta", advierte.