El panorama del consumo de tabaco ha cambiado sustancialmente en la última década con un mayor número de adolescentes que consumen cigarrillos electrónicos y otros productos derivados del tabaco.
La infancia y la adolescencia temprana representan un período crítico de intersección cuando los jóvenes pasan por múltiples etapas de desarrollo cerebral concomitante con un aumento en los comportamientos de riesgo. El inicio temprano del consumo de productos de tabaco (<13 frente a ≥13 años de edad) podría aumentar el riesgo de dependencia de la nicotina y consumo sostenido de tabaco.
Es importante destacar que los productos de tabaco alternativos a menudo se comercializan como inodoros y menos dañinos que los cigarrillos tradicionales. Estas estrategias de publicidad podrían reducir la percepción del daño y aumentar la curiosidad entre los adolescentes, abriendo caminos hacia el consumo de tabaco entre los niños sin experiencia en sustancias.
Ante esta fotografía ponemos atención a un estudio publicado por JAMA Network que ha examinado las asociaciones entre el consumo temprano de tabaco y como afecta esto a las funciones neurocognitivas.
“En este estudio de cohorte, iniciar el consumo de tabaco en la infancia tardía se asoció con un rendimiento cognitivo inferior y una estructura cerebral reducida con efectos sostenidos a los dos años de seguimiento”
Este estudio observacional de cohortes examinó las asociaciones longitudinales de la iniciación en el consumo de tabaco con la neurocognición utilizando modelos mixtos lineales multivariados. Los niños de nueve a 10 años de 21 regiones de Estados Unidos se inscribieron en el ciclo 1 (del 1 de octubre de 2016 al 31 de octubre de 2018) y n seguimiento de años (del 1 de agosto de 2018 al 31 de enero de 2021).
La edad media de los 11.729 participantes en el ciclo 1 fue de 9,9 años (total de la muestra de 17.073). De estos 116 niños informaron haber usado alguna vez productos de tabaco. En este estudio de cohorte nacional con resultados de neuroimágenes, se encontró una asociación significativa entre el inicio temprano del consumo de tabaco con una puntuación compuesta de cognición más baja y un desarrollo cerebral deficiente en el área cortical total y el volumen. El análisis de la región de interés también reveló un área cortical y un volumen más pequeños en los lóbulos frontal.
“En este estudio de cohorte, iniciar el consumo de tabaco en la infancia tardía se asoció con un rendimiento cognitivo inferior y una estructura cerebral reducida con efectos sostenidos a los dos años de seguimiento”, exponen los autores de la investigación.
“Estos hallazgos sugieren que los jóvenes vulnerables a los cigarrillos electrónicos y productos de tabaco deben ser tratados como una población prioritaria en la prevención del tabaquismo”, concluyen.