La migraña es una condición que provoca un intenso dolor a quienes la padecen, en muchos casos llegando incluso a ser incapacitante. En la actualidad, más de cinco millones de personas sufren migraña en España, y afecta a más de un 1% de la población en todo el mundo. Se trata de un trastorno neurológico complejo, que se caracteriza por episodios de dolor de cabeza y otros síntomas neurológicos.
Este trastorno presenta varias fases, que cuentan con diferentes síntomas. Así, en la fase prodrómica o premonitoria tienen lugar bostezos, antojos de alimentos, cambios de humor o irritabilidad. En la fase de aura visual, los pacientes observan luces o líneas, aunque también pueden sufrir pérdida de visión, parestesias o adormecimiento de manos, cara o lengua.
Los pacientes ven afectada su calidad de vida en gran medida, y presentan una fuerte sensación de incomprensión por parte del resto de la población
Durante la fase de dolor, las personas lo pueden experimentar de forma unilateral pulsátil o palpitante. Además, empeora con la actividad física habitual y se asocia con náuseas, vómitos, molestias ante la luz y ruido. Por último, la fase postdrómica se caracteriza por cansancio, dificultad para concentrarse, rigidez de cuello, náuseas y malestar, nuevamente a causa de la luz y el ruido.
“La migraña no es sólo un dolor de cabeza intenso; es la segunda causa de incapacidad en España y afecta sobre todo a personas jóvenes en edad laboral y reproductiva, interfiriendo enormemente en su realización profesional, así como en su disfrute familiar y personal”, explica la doctora Pilar Alcántara, neuróloga del Hospital Universitario de Torrejón.
Los pacientes ven afectada su calidad de vida en gran medida, y presentan una fuerte sensación de incomprensión por parte del resto de la población. Por ello, con el objetivo de ayudar a quienes padecen estos episodios, el Servicio de Neurología del Hospital de Torrejón ha puesto en marcha una Escuela de Pacientes.
El síntoma más característico de la migraña, según explica la doctora, es un dolor de cabeza muy intenso unilateral de cualidad pulsátil o palpitante que suele empeorar con los movimientos cefálicos y que en ocasiones va acompañado por náuseas, vómitos, sensibilidad a la luz, sonidos y olores, mareo, visión borrosa, dificultades de concentración e hipersensibilidad en el cuero cabelludo.
A veces, se tiende a minimizar su gravedad y discapacidad al compararla con otras enfermedades que están socialmente más aceptadas. “En ocasiones se etiqueta injustamente como un problema puramente psicológico y la relación con el estrés conlleva a que muchos pacientes se sientan culpables”, aunque es una “visión obsoleta de la patología”.
Sin embargo, “cada vez tenemos más opciones terapéuticas y farmacológicas para pacientes”, aseguran los neurólogos del grupo sanitario Ribera. Así, hay tratamientos para los momentos de dolor agudo y otros para prevenir o minimizar el número e intensidad de los episodios.
En lo relativo a los avances en tratamientos farmacológicos, el jefe del Servicio de Neurología del Hospital Ribera Povisa (Vigo), el doctor José Ramón Lorenzo, comenta que “para el momento del dolor se prescriben AINEs, triptanes, benzodiazepinas y antieméticos para intentar controlarlo; y cuando el paciente tiene muchos días al mes de dolor de cabeza, recomendamos una medicación preventiva, dependiendo del paciente y el caso, benzodiacepinas, calcioantagonistas, betabloqueantes o antiepilépticos”.
Doctora Alcántara: “En ocasiones se etiqueta injustamente como un problema puramente psicológico y la relación con el estrés conlleva a que muchos pacientes se sientan culpables”
Además, se pueden emplear infiltraciones subcutáneas en lugares gatillo en el cráneo, con anestésicos locales o toxina botulínica, según explica el doctor, recordando que recientemente ha salido una nueva generación de fármacos enfocados en disminuir el número de días de dolor de cabeza. Estos fármacos emplean un anticuerpo monoclonal humano, que se une al receptor del péptido relacionado con el gen de la calcitonina: CGRP.
Para poder poner un tratamiento correcto, el diagnóstico de la migraña es fundamental. “El diagnóstico es clínico y las pruebas de imagen se realizan para descartar otras causas que podría provocar cefalea, no para diagnosticar que una persona padece migraña”, explica el doctor Lorenzo.
Finalmente, Pilar Alcántara hace hincapié por su parte en los avances en la Neurociencia, que están ayudando mucho a mejorar la comprensión del dolor. “El dolor es un indicador poco fiable de la existencia o extensión de daño: puede existir un daño enorme sin que se perciba dolor, o ausencia de daño con un dolor muy incapacitante”, asegura.