Un estudio neurocientífico, publicado en la revista Nature Mental Health, ha arrojado luz sobre cómo puede reequilibrase el cerebro deprimido a partir de distintos tratamientos farmacológicos. El estudio está liderado por investigadores vinculados a la Universidad Pompeu Fabra (UPF) y a las Universidades de Oxford (Reino Unido) y Aarhus (Dinamarca).
El estudio indica que los tratamientos farmacológicos con psilocibina y escitalopram contra la depresión afectan al cerebro de forma completamente distinta, pero en ambos casos incidiendo sobre la jerarquía entre regiones cerebrales. El tratamiento con psilocibina conduce a relaciones más horizontales y menos jerárquicas de las diferentes regiones cerebrales.
En cambio, el tratamiento con escitalopram provoca que esta reorganización jerárquica se acentúe. Pese a la diferencias entre ambos tratamientos, el hecho de que ambos incidan sobre la reconfiguración jerárquica de las regiones cerebrales indica que la depresión podría estar causada por un fallo de la regiones que se ocupan de coordinar y orquestar la dinámicas cerebrales.
Esta investigación ha sido dirigida por los profesores Gustavo Deco y Morten L. Kringelbach a través de la colaboración internacional entre el Center for Brain and Cognition (CBC) del Departamento de Ingeniería de la Universidad Pompeu Fabra (UPF), el Centre for Eudaimonia and Human Flourishing del Departamento de Psiquiatría de la Universidad de Oxford (Reino Unido) y el Center for Music in the Brain de la Universidad de Aarhus (Dinamarca).
El estudio indica que los tratamientos farmacológicos con psilocibina y escitalopram afectan al cerebro de forma completamente distinta
Este último estudio se basa en los resultados de un importante investigación anterior en la que participaron 1.000 personas y que reveló que el cerebro es similar a una orquesta, en tanto que está organizado jerárquicamente. La información que procesa se articula a través de un reducido grupo de regiones cerebrales (conductoras o coordinadoras), antes de transmitirse a todo el cerebro.
Partiendo de estos conocimientos previos, Deco (UPF) y Kringelbach (Oxford) plantearon una nueva hipótesis, según la cual la depresión mayor y otros trastornos neuropsiquiátricos podrían estar causados por el fallo de estos conductores o coordinadores que orquestan la dinámica cerebral desde la cúspide de la jerarquía.
Posteriormente, pusieron a prueba su hipótesis utilizando datos de imágenes cerebrales de pacientes antes y después de recibir el tratamiento contra la depresión, mediante un ensayo controlado aleatorio que comparaba la terapia con psilocibina y escitalopram, sin que ni los investigadores ni los pacientes supieran exactamente el tipo de fármaco aplicado en cada caso.
Analizando estos datos con un novedoso modelo de análisis de todo el cerebro, los autores descubrieron que las dos intervenciones farmacológicas causaban reconfiguraciones jerárquicas significativamente diferentes de la dinámica de todo el cerebro, a pesar de producir iguales niveles de mejora de los síntomas depresivos.
Los trastornos neuropsiquiátricos podrían estar causados por el colapso de las regiones que orquestan la dinámica cerebral
Así lo explica Deco, "Los trastornos neuropsiquiátricos podrían estar causados por el colapso de las regiones que orquestan la dinámica cerebral desde la parte superior de la jerarquía”
El autor principal del artículo, el profesor Gustavo Deco (UPF) afirma que, “en general, los resultados demuestran que la psilocibina y el escitalopram actúan de formas fundamentalmente distintas para reequilibrar la dinámica cerebral en la depresión. Esto confirma la hipótesis de que los trastornos neuropsiquiátricos podrían estar causados por el colapso de las regiones que orquestan la dinámica cerebral desde la parte superior de la jerarquía”.
Moren L. Kringelbach, por su parte, señala que "nuestros hallazgos arrojan luz sobre un importante problema aún no resuelto: cómo se reequilibra el cerebro deprimido"
El investigador principal, el profesor Kringelbach (Oxford) añade que “la depresión mayor se ha generalizado y va camino de convertirse en la mayor causa de morbilidad mundial hacia el año 2030. Se necesitan urgentemente nuevos y mejores tratamientos, pero para lograr los avances que tanto necesitamos, tenemos que entender mejor cómo las intervenciones que actualmente son eficaces cambian la dinámica cerebral de manera significativa. Nuestros hallazgos arrojan luz".
La investigación aporta un marco de análisis para medir los mecanismos subyacentes de cualquier tipo de intervención sobre el cerebro
Para Kringelbach, en términos más generales, la investigación aporta un marco de análisis para medir los mecanismos subyacentes de cualquier tipo de intervención sobre el cerebro, lo que “podría revolucionar nuestra comprensión y tratamiento de los trastornos neuropsiquiátricos”.
A diferencia de investigaciones anteriores, gracias al uso de modelos computacionales de la dinámica del cerebro global en su totalidad, este nuevo marco de análisis ha podido captar los mecanismos cerebrales causados por cada tratamiento y los efectos que genera sobre la jerarquía cerebral a partir de datos de neuroimagen de los pacientes en estado de reposo.
Además, los investigadores han usado técnicas de inteligencia artificial para medir los distintos patrones de la jerarquía cerebral antes y después de cada tratamiento farmacológico. Las técnicas de IA también facilitan que se pueda predecir la respuesta al tratamiento de cada paciente.