El reto de erradicar el sida en 2030: “El 23% no tiene acceso a tratamientos que les salven la vida”

En 2023, 1.3 millones de personas adquirieron VIH, tres veces más que el objetivo global para 2025. Un informe aplaude los avances en el tratamiento y la prevención y critica la discriminación y las violaciones de derechos humanos en algunos países

Presentación informe Take the rights path to end AIDS (Fuente: ONUSIDA)
29 noviembre 2024 | 16:00 h
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La pandemia del VIH/SIDA ha sido uno de los desafíos de salud pública más significativos de las últimas cuatro décadas. Su erradicación para 2030 sigue siendo el objetivo acordado y un nuevo informe de ONUSIDA muestra que se puede conseguir tomando el “camino correcto”. Porque a pesar de los avances en el acceso a tratamientos antirretrovirales, la realidad es que millones de personas siguen sin recibir la atención necesaria, y las barreras sociales y legales continúan obstaculizando el progreso.

De los 39,9 millones de personas que conviven con el VIH, el 23% aún no tienen acceso a tratamientos que les salven la vida. El año pasado, en torno a 630.000 personas murieron por enfermedades relacionadas con el sida y 1,3 millones de personas en todo el mundo contrajeron el VIH, cifras de infecciones que siguen aumentando año tras año en más de 28 países. Para frenar la trayectoria de la pandemia, es necesario que todos los que los necesitan puedan acceder sin temor a los programas que salvan vidas.

El informe refleja que este aumento en las infecciones refleja no solo la falta de acceso a servicios de salud, sino también la persistencia de actitudes discriminatorias y estigmatizantes que afectan a las poblaciones más vulnerables. En particular, las mujeres y las comunidades LGBTQ+ son las más afectadas, enfrentando no solo el riesgo de infección, sino también violencia y exclusión social.

“La prevalencia del VIH es cinco veces mayor en los países que penalizan las relaciones entre personas del mismo sexo que en los que no lo hacen”

“Cuando a las niñas se les niega la educación; cuando la violencia de género queda impune; cuando se puede detener a las personas por ser quienes son o por amar a las personas a las que aman; cuando una visita a los servicios de salud es peligrosa para las personas debido a la comunidad a la que pertenecen, el resultado es que se les impide a las personas acceder a servicios relacionados con el VIH que son esenciales para salvar sus vidas y poner fin a la pandemia del sida”, afirmó Winnie Byanyima, directora ejecutiva de ONUSIDA. “Para proteger la salud de todos, debemos proteger los derechos de todos”, añadió.

El informe revela que solo tres países han logrado eliminar los enjuiciamientos por delitos relacionados con el VIH y no tienen leyes que criminalicen la prostitución o las relaciones del mismo sexo. En la Declaración Política de 2021 para poner fin al VIH/SIDA, los países se comprometieron a garantizar que para 2025 menos del 10% de los países tengan marcos jurídicos y de políticas restrictivas que conduzcan a la negación o limitación del acceso a los servicios de VIH. Sin embargo, en el año 2023, 63 países todavía penalizan las relaciones entre personas del mismo sexo. “Estas leyes están obstaculizando la respuesta al VIH: entre los hombres homosexuales y otros hombres que tienen relaciones sexuales con hombres, la prevalencia del VIH es cinco veces mayor en los países que penalizan las relaciones entre personas del mismo sexo que en los que no lo hacen”, afirman desde ONUSIDA.

El informe destaca los avances significativos en el acceso a tratamientos. En 2023, más de 30 millones de personas recibieron terapia antirretroviral, lo que representa un éxito en la lucha contra el SIDA. Sin embargo, las disparidades en el acceso a estos tratamientos persisten, especialmente entre las poblaciones marginadas. "Las herramientas médicas que salvan vidas no pueden ser tratadas como simples productos", dijo Alexandra Calmy, directora de VIH en los Hospitales Universitarios de Ginebra. "Las opciones terapéuticas y preventivas revolucionarias que se están desarrollando actualmente deben hacerse accesibles sin demora para lograr un alcance universal".

"Las opciones terapéuticas y preventivas revolucionarias que se están desarrollando actualmente deben lograr un alcance universal sin demoras"

La estrategia global de SIDA 2021-2026 enfatiza la importancia de un enfoque equitativo, reconociendo que la eliminación de las barreras sociales y legales es fundamental para garantizar que todos tengan acceso a los servicios de salud que necesitan. El documento de ONUSIDA pone de relieve el ejemplo positivo de la localidad de Botswana, donde el gobierno ha comenzado a apoyar a organizaciones LGBTQ+ en la prestación de servicios relacionados con el VIH. “Este tipo de iniciativas son cruciales para fomentar un entorno más inclusivo y accesible para todos, independientemente de su orientación sexual o identidad de género”, apunta.

Pero el informe también reconoce que existe el riesgo de un retroceso en los avances logrados en derechos humanos. En 2023, se documentó que más del 85% de la población mundial vive en sociedades que restringen o cierran el espacio cívico, lo que dificulta la capacidad de las comunidades para abogar por sus derechos y acceder a servicios de salud. Sostienen que la respuesta al VIH debe ser integral y centrada en los derechos humanos. 

El documento recoge testimonios de personalidades como el cantante Elton John, que afirma: “Conozco el sentimiento de vergüenza y lo que puede hacer. Mientras el VIH se considere una enfermedad para los “otros”, no para las llamadas “personas decentes”, no se podrá vencer al SIDA. La ciencia, la medicina y la tecnología pueden ser el “qué” para acabar con el SIDA, pero la inclusión, la empatía y la compasión son el “cómo”.

Con este balance, el informe concluye que la lucha contra el SIDA es un esfuerzo colectivo que requiere un compromiso renovado con la igualdad y los derechos humanos. A medida que el mundo se dirige hacia el objetivo de poner fin al SIDA como amenaza para la salud pública para 2030, es fundamental que se prioricen las necesidades de las poblaciones más vulnerables y que se eliminen las barreras que impiden su acceso a servicios vitales. Destaca que solo a través de un enfoque basado en los derechos humanos y la equidad podremos lograr un futuro en el que el VIH ya no represente una amenaza para la salud y el bienestar de millones de personas en todo el mundo.

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