La retinopatía diabética es una importante causa de ceguera y aparece como consecuencia del daño que sufren a lo largo del tiempo los pequeños vasos sanguíneos presentes en la retina. La Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte de que hasta el 2,6% de los casos de ceguera a nivel global son consecuencia de la diabetes, un problema de salud pública a nivel global cuya prevalencia no cesa en su aumento: la cifra de personas con diabetes ha pasado de los 108 millones en 1980 a más de 422 millones en 2014, con especial rapidez en los países de medios y bajos ingresos.
Hasta hace pocos años la diabetes tipo 2 sólo se observaba en adultos, pero en la actualidad su diagnóstico está aumentando cada vez más en niños. Sin embargo, se desconoce la carga global que la retinopatía diabética tiene en la diabetes tipo 2 pediátrica. Aumentar la literatura en este campo es fundamental para informar sobre la detección y los tratamientos de la retinopatía y evitar así la pérdida de visión en población cada vez más joven.
Este es el punto de partida de un nuevo estudio publicado por la revista JAMA Network. Se trata de una revisión sistemática y un meta-análisis de 27 estudios observacionales que incluyen 5.924 pacientes únicos con diabetes tipo 2 pediátrica. El 6,99% de estos contaba con un diagnóstico de retinopatía diabética.
Los investigadores explican que la prevalencia de la retinopatía diabética aumentó con el tiempo. Menos del 1,11% transcurridos dos años y medio después del diagnóstico de la diabetes tipo 2; 9,04% entre los dos años y medio y los cinco años después del diagnóstico y del 28,14% transcurridos los cinco primeros años desde el diagnóstico de la diabetes tipo 2. “La prevalencia de la retinopatía diabética aumentó significativamente más de cinco años después del diagnóstico y no se han observado diferencias en función del sexo, la raza o la obesidad”, exponen los autores del trabajo.
“La prevalencia de la retinopatía diabética aumentó significativamente más de cinco años después del diagnóstico y no se han observado diferencias en función del sexo, la raza o la obesidad”
“Estos hallazgos sugieren que la microvasculatura retiniana es un objetivo temprano de la diabetes tipo 2 en niños y adolescentes. La detección anual con fotografía de fondo de ojo desde el momento del diagnóstico ofrece el mejor método de evaluación para la detección temprana de la retinopatía diabética en pacientes pediátricos”, añaden.
Los investigadores no dudan a la hora de señalar que la epidemia de sobrepeso y obesidad en la que se encuentra inmerso el mundo es el principal factor de aumento de los casos de diabetes tipo 2 pediátrica. Un trastorno que, además, es más agresivo en los jóvenes que en los adultos y que propicia la aparición de otras comorbilidades tempranas como hipertensión, nefropatía, síndrome de ovario poliquístico o dislipidemia.
La fotografía planteada por los resultados de este estudio advierte sobre la edad cada vez más temprana a la que los niños desarrollan diabetes tipo 2, por lo que vivirán varias décadas con la enfermedad aumentando considerablemente el riesgo de desarrollar retinopatía diabética y progresar a ceguera si no se detecta a tiempo y se trata.
“Si bien las pautas actuales recomiendan la detección de la retinopatía diabética en jóvenes con diabetes tipo 2 en el momento del diagnóstico y anualmente a partir de entonces, la carga global de la retinopatía diabética no está completamente cuantificada. Comprender su escalada ayudará a definir su historia natural y respaldará el desarrollo de guías clínicas personalizadas dedicadas a los niños con diabetes tipo 2”, concluyen los autores del análisis.