Neisseria gonorrhoeae, la bacteria causante de la gonorrea, una de las infecciones de trasmisión sexual más frecuente, es uno de los patógenos con mayor cambio de susceptibilidad a los antibióticos. Su resistencia, aparecida hace 80 años con el comienzo de la utilización de antimicrobianos, ha creado un quebradero de cabeza en el mundo. Según datos de la Organización Mundial de la Salud, cada año se diagnostican 82 millones de casos de gonorrea resistente a uno o a varios antibióticos que eran efectivos hasta ahora. Una resistencia presente en el mundo, en Europa y en nuestro país.
Durante los últimos años la resistencia ha ido aumentando. Mientras que en 2014 países como Canadá o Finlandia notificaban entre un 0,1 y un 5% de casos de resistencia a azitromicina, en 2015-2016 esta aumentaba a un 6-30% de los casos en dichos países. Un reciente estudio publicado por la Fundación para el Fomento de la Investigación Sanitaria y Biomédica de la Comunitat Valenciana (Fisabio), dependiente de la Conselleria de Sanitat Universal i Salut Pública, ha hallado que el linaje predominante en Europa del gonococo es resistente a la azitromicina.
“El último fármaco efectivo que tenemos, la ceftriaxona, ya indica un aumento de la resistencia gonocócica", señala la OMS
“Este linaje contiene en su genoma un mosaico en la bomba de flujo mtrRCDE, causante de la resistencia a azitromicina, y se asocia significativamente con infecciones faríngeas en grupos de riesgo. Afortunadamente, esta colección del 2018 no muestra mutaciones que puedan comprometer el tratamiento con potenciales nuevos antibióticos para el tratamiento de esta infección como zoliflodacina o gepotidacina", indicaba Leonor Sánchez-Busó, investigadora de Fisabio y del Plan GenT de la Conselleria de Sanitat Universal i Salut Pública.
Por otro lado, la resistencia a ciprofloxacin alcanzaba el 30-70% de los casos de casi todos los países de la Unión Europea en 2015-2016: Francia, Alemania, Italia, España, Portugal, Polonia, Austria… y en 2017-2018 países del sureste asiático como India, China o Malasia; Arabia Saudí; algunos países africanos como Madagascar o Túnez, y Perú y Argentina, notificaban una resistencia a ciprofloxacin de un 70-100% de los casos.
“El último fármaco efectivo que tenemos, la ceftriaxona, ya indica un aumento de la resistencia gonocócica. Sin nuevos antibióticos, no tendremos opciones de tratamiento fáciles. Esta es una gran preocupación que tendrá un gran impacto en los esfuerzos de control de enfermedades”, denuncia la OMS. En 2018 se informó en Reino Unido de las primeras cepas gonocócicas globales con resistencia a la ceftriaxona y alta resistencia a la azitromicina. La supergonorrea, como así lo denomina la OMS, es un “fracaso” de las políticas contra la resistencia antimicrobiana, presente ya en muchas partes del mundo.
IMPACTO EN LA SALUD
“El 40% de los casos es resistente a los tretaciclinas, ya no se utiliza. Se ha apostado por los cefalosporina (al que pertenece la ceftriaxona para evitar la resistencia y se están aumentando las dosis”, explica a Consalud.es la Dra. Raquel Oliva, portavoz de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO) y experta en temas de infecciones de trasmisión sexual (ITS).
“De momento hay alternativas, y no es un problema tan importante como el hecho de que muchas infecciones no se diagnostican y pasan desapercibidas", explica la Dra. Oliva
Los casos de ITS han aumentado en los últimos años, con 374 millones de casos en 2020 de sífilis, gonorrea, clamidia y tricomoniasis urogenital. Con la pandemia, la relajación en la utilización de los preservativos, el inicio más temprano de las relaciones sexuales y la mayor disponibilidad a pruebas de detección, los casos han crecido. “Son enfermedades en su mayoría asintomáticas que tienen un impacto importante en la salud de las mujeres, con alteración en el aparato reproductor y pudiendo provocar infertilidad si no se diagnostica”, indica la Dra. Oliva.
Y a más casos, más resistencia. “De momento hay alternativas, y no es un problema tan importante como el hecho de que muchas infecciones no se diagnostican y pasan desapercibidas. Tenemos antibióticos y subiendo los gramos podemos hacer frente a la infección”, señala la experta. El problema, recalca, es que la población utiliza menos el preservativo, se ha relajado, y no son conscientes del impacto de estas infecciones. “Te sorprendería la gente en curso de cáncer de útero que no sabe la relación con la infección por el virus del papiloma humano. Hay que hacer más esfuerzo por visibilizar la necesidad de protegerse ante las infecciones de salud sexual”.