El tabaquismo es una lacra en la sociedad española. Nuestro país es una de las regiones europeas con las tasas más altas de consumo de tabaco. El 22% de la población afirma fumar a diario, frente al 18,4% de la media europea, según la Encuesta Europea de Salud de 2020. Además, un 25% se declara no fumador y un 2% admite consumir tabaco de forma esporádica.
“La tasa es preocupante sin duda y muy alta en comparación con otros países europeos”, señala a Consalud.es el Dr. Carlos A. Jiménez-Ruiz, responsable de la Unidad Especializada en Antitabaquismo de la Comunidad de Madrid, ubicada en el Clínico San Carlos y ex presidente de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR).
Aunque hasta 2020 el consumo de tabaco se redujo frente a la oleada de 2017, según el Informe 2021. Alcohol, tabaco y drogas ilegales en España emitido por el Observatorio Español de las drogas y adicciones perteneciente al Ministerio de Sanidad, al año, el tabaco sigue matando a 60.000 personas en España, “tanto el activo como el pasivo. Esto significa que mata a más de 1.000 personas cada semana”, explica el experto.Y con la pandemia de la Covid-19 el consumo ha aumentado.
Antes de la pandemia, el 61,6% de la población encuestada se planteaban abandonar el tabaco
“Hemos visto con la pandemia un incremento del consumo”, señala el Dr. Carlos Rábade, neumólogo y coordinador del área de tabaquismo de la SEPAR. El estrés y la ansiedad provocados por el virus y el confinamiento han evitado que las personas que quisieran dejar el tabaco lo hicieran.
Según el Informe del Observatorio de drogas ilegales, en el periodo de 2019-2020, antes de la pandemia, el 61,6% de la población encuestada se planteaban abandonar el tabaco. Sin embargo, “la asistencia a estos pacientes no ha sido presencial y esto ha incrementado el número de fumadores, o, más que incrementar, muchos fumadores que podrían dejarlo no lo han conseguido”, indica por teléfono el Dr. Rábade.
A eso se suman las recaídas. Como explica el Dr. Jiménez-Ruiz, las recaídas sociales tras un periodo corto de tiempo sin fumar disminuyeron durante el confinamiento (en general, las recaídas sociales son las causantes de la mayoría de los intentos frustrados de dejar el tabaco, que en el periodo de 2020-2019 fue un 37,2% de la población encuestada por el Observatorio). También, aquellos que siguieron bien el tratamiento de forma telemática no volvían a caer al tabaquismo.
Se ha observado que “personas que había dejado de fumar hace tiempo, en el confinamiento recayeron. Bien porque estaban fuera de su rutina y el cambio facilitara la recaída”, señala el Dr. Jiménez-Ruiz
Sin embargo, se ha observado que “personas que había dejado de fumar hace tiempo, en el confinamiento recayeron. Quizá porque estaban fuera de su rutina y el cambio facilitara la recaída”, señala. También la ansiedad y el estrés anteriormente mencionados. “No hay un estudio todavía que hable de forma clara del consumo de tabaco durante la pandemia, pero esto es lo que hemos observado en la Unidad de antitabaquismo”, añade el Dr. Jiménez-Ruíz.
AUMENTO DEL DESEO DE DEJARLO
Pese al aumento de consumo durante el confinamiento, tras él se ha visto en las consultas de neumólogos un mayor número de fumadores que se plantean dejar de fumar. “Se ven un poco azuzados por la Covid-19, que se muestra más peligrosa con un fumador que con un no fumador”, explica el Dr. Jiménez Ruíz.
El tabaquismo, junto a la obesidad o la diabetes, son factores de riesgo frente a la Covid-19. Varios estudios señalan que los fumadores actuales con Covid-19 tienen el doble de riesgo de morir en el hospital que los no fumadores. El tabaco provoca lesiones en las vías respiratorias y podría comprometer la respuesta inflamatoria del cuerpo contra los virus.
Desde SEPAR, el Dr. Rábano explica que es necesario: subir el precio, empaquetamiento genérico, equiparación, asistencia de calidad y financiación de los tratamientos
Y no solo implica un peligro con la Covid, sino que está asociado como factor de riesgo a diversas enfermedades. “La decisión más saludables es abandonar el tabaco”, señala el Dr. Jiménez Ruíz. El experto detalla que djar de fumar "va a repercutir más en la salud que controlar el colesterol o tomar algo para la tensión alta. Sin duda es el mejor consejo y recomendación que se puede dar”.
DESINCENTIVAR EL CONSUMO
Este mes el Gobierno de Pedro Sánchez ha anunciado estar trabajando en una nueva ley antitabaco con el fin de reducir las tasas de fumadores en respuesta a la preocupación “por el incremento del consumo de tabaco y su afectación sobre la salud”. Por el momento las comunidades autónomas y sociedades científicas han recibido el ‘Plan Integral de Prevención control del Tabaquismo 2021-2025’, un documento que recoge parte de las peticiones históricas de las sociedades.
Desde SEPAR, el Dr. Rábano explica que es necesario que se realicen cinco acciones: subir el precio del tabaco “para evitar el consumo de los jóvenes”; establecer un empaquetamiento genérico “para disminuir la atracción al tabaco”, equiparar el tabaco y los cigarrillos electrónicos, pues “se está viendo que muchos jóvenes se inician al tabaquismo a través de los cigarros electrónicos”; asegurar una asistencia de calidad al fumador “con una red organizada de unidades de atención en los que los neumólogos seríamos pieza fundamental”, y financiar todos los tratamientos para ayudar a dejar el consumo.
“Una vez que deciden dejar de fumar tras un consumo prolongado tienen que acudir a un profesional sanitario”, recuerdan ambos expertos. Este les prestará apoyo psicológico y les prescribirá los tratamientos farmacológicos necesarios para superar esta adicción y no volver a recaer. La futura ley actualizará la de 2010 para ayudar a dejar el tabaco y desincentivar el consumo ante “un incremento” que no solo se nota en el aumento de casos de tabaquismo, sino también en el de las afecciones asociadas como el cáncer de pulmón, que ha sido la segunda causa de muerte en hombres en 2020 y es el tumor más mortal de nuestro país.