Aunque las emisiones de los principales contaminantes atmosféricos han descendido durante las últimas décadas, los niveles de contaminación atmosférica en Europa siguen sin ser seguros. Los niños y adolescentes son particularmente vulnerables a la contaminación atmosférica, ya que sus cuerpos, órganos y sistemas inmunitarios se encuentran en pleno desarrollo. La contaminación atmosférica perjudica la salud durante la infancia y aumenta el riesgo de sufrir enfermedades en etapas posteriores de la vida, según los datos de la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA) sobre "Contaminación atmosférica y salud infantil".
Se estima que la contaminación atmosférica causa más de 1.200 muertes prematuras cada año entre los menores de 18 años en los 32 países miembros de la AEMA. Aunque el número de muertes prematuras en este grupo de edad es bajo en relación con el total estimado para la población europea por la AEMA cada año, las muertes en edades tempranas representan una pérdida de potencial futuro y vienen acompañadas de una importante carga de enfermedades crónicas, tanto en la infancia como en etapas posteriores de la vida.
La contaminación puede agravar afecciones crónicas como el asma que sufren el 9% de los menores europeos
Tanto la función como el desarrollo pulmonar de los niños se ven afectados por la contaminación atmosférica, especialmente por el ozono y el dióxido de nitrógeno (NO2) a corto plazo, y por las partículas finas (PM2,5) a largo plazo. La exposición materna a la contaminación atmosférica durante el embarazo está relacionada con el bajo peso al nacer y el riesgo de parto prematuro. Después del nacimiento, la contaminación atmosférica incrementa el riesgo de experimentar diversos problemas de salud, como asma, reducción de la función pulmonar, infecciones respiratorias y alergias. También puede agravar afecciones crónicas como el asma, que afecta al 9 % de los niñosy adolescentes en Europa, además de aumentar el riesgo de padecer algunas enfermedades crónicas más adelante en la edad adulta.
Hasta que se reduzca la contaminación atmosférica en general hasta un nivel seguro, la mejora de la calidad del aire en entornos como escuelas y guarderías y durante actividades como la práctica de deportes y los desplazamientos escolares, puede ayudar a reducir la exposición de los niños.