La reducción del consumo de alimentos ultraprocesados puede generar un impacto positivo en la sostenibilidad medioambiental. Así lo ha revelado un estudio desarrollado por varios grupos del Centro de Investigación Biomédica en Red (CIBER), que señala que cuanto menor sea el contenido de alimentos ultraprocesados en la dieta, menor será la huella medioambiental asociada a la alimentación.
Los alimentos ultraprocesados son productos altamente procesados que contienen aditivos y conservantes, suelen ser bajos en nutrientes y altos en grasas, azúcares y sodio. Este tipo de alimentos incluye productos envasados, bebidas azucaradas, snacks y comidas rápidas.
“Los alimentos ultraprocesados afectan o aumentan el consumo de varios recursos, como son eluso de tierra, de agua y de energía, así como aumentan las emisiones de gas invernadero”, explica Cristina Bouzas, investigadora de la Fundación Instituto de Investigación Sanitaria Islas Baleares (IdISBa) y del Área de Fisiopatología de la Obesidad y Nutrición del CIBER (CIBEROBN).
Cristina Bouzas: “Los alimentos ultraprocesados afectan o aumentan el consumo de varios recursos, como son el uso de tierra, de agua y de energía, así como aumentan las emisiones de gas invernadero”
El estudio, publicado en la revista "Science of The Total Environment", se ha desarrollado durante dos años en una población del sur de Europa y ha contado con la participación de 5.879 personas de entre 55 y 75 años con síndrome metabólico. Para categorizar los alimentos en función de su grado de procesamiento, se empleó el sistema de clasificación NOVA. Este sistema los alimentos en cuatro categorías, relativas a alimentos no procesados o mínimamente procesados, ingredientes culinarios procesados, alimentos procesados y alimentos ultrapocesados.
La investigación detectó, en primera instancia, que aquellas personas que redujeron significativamente su consumo de alimentos ultraprocesados también disminuyeron su consumo de carne roja y procesada y, en menor medida, de carne blanca o pescado.
A su vez, se descubrió que el consumo de alimentos ultraprocesados también está asociado con un mayor impacto medioambiental, en cuanto a emisiones de gases de efecto invernadero, uso de agua y uso de energía. Por ello, se concluye que la reducción de estos alimentos en la dieta no solo es beneficiosa para la salud, sino que también puede contribuir a la protección del medio ambiente.
La reducción de estos alimentos en la dieta no solo es beneficiosa para la salud, sino que también puede contribuir a la protección del medio ambiente
La obtención de resultados se logró gracias a un enfoque integral, evaluando aspectos como datos sociodemográficos de las personas participantes o diferentes indicadores de impacto ambiental. Gracias a esto comprendieron mejor las características de la población estudiada y calcularon las emisiones de gases de efecto invernadero, el uso de agua, la energía y el uso del suelo asociados con los alimentos consumidos por los participantes.
Finalmente, los resultados del trabajo indican que la adhesión a la dieta mediterránea se asocia a menores emisiones de gases de efecto invernadero y un mayor uso sostenible de los recursos naturales. Por ello, se evidencia la importancia de seguir una dieta mediterránea como estrategia para reducir el consumo de alimentos ultraprocesados.
“La dieta mediterránea se compone de alimentos sin procesar (frutas, verduras, carne, pescado, etc.) y alimentos mínimamente procesados (pan, pasta, arroz, aceite, etc.). Por tanto, si se sigue una dieta mediterránea, apenas se consumirán alimentos ultraprocesados, lo que disminuirá el impacto ambiental”, concluye la Dra. Bouzas.