Las alergias alimentarias pueden afectar a niños de diferentes edades y hacerlo de distintas formas. Estas alergias no solo tienen consecuencias físicas sino que pueden influir notablemente en la forma en la que los pequeños se relacionan con sus compañeros de clase o su propia familia.
Así lo manifiesta el último estudio publicado en Annals of Allergy, Asthma & Immunology elaborado por un grupo de expertos en alergias.
“Los problemas de calidad de vida relacionados con las alergias son omnipresentes”, explica el coautor del artículo el doctor Ruchi Gupta, director del Center for Food Allergy and Asthma Research de la Northwestern Feinberg School of Medicine de Chigaco (Estados Unidos).
“Enfrentarse a las alergias alimentarias afecta a la capacidad de relación con los compañeros, a la independencia del niño, a su confianza, a su autoeficacia y a sus habilidades sociales. Enfrentarlas es una experiencia interna individual ya que los sentimientos de preocupación y ansiedad pueden influir todos sus pensamientos y generar ansiedad en muchos ámbitos de su vida”.
De acuerdo a los datos ofrecidos por el Instituto Estadounidense de Pediatría, alrededor del 8% de los niños de Estados Unidos han sido diagnosticados con algún tipo de alergia alimentaria. Los autores del estudio indican que las reacciones alérgicas a los alimentos pueden tener consecuencias potencialmente graves.
"Los sentimientos de preocupación y ansiedad pueden influir todos sus pensamientos y generar ansiedad en muchos ámbitos de su vida"
Entre estas se encuentra la anafilaxia, la reacción alérgica más grave que puede revertirse con una inyección de epinefrina a través de un autoinyector como el EpiPen.
Para evitar llegar a este tipo de situaciones extremas los alergólogos recomiendan que es fundamental el diagnóstico correcto así como tener en cuenta que el tratamiento implica un amplio espectro de posibilidades. En relación a las consecuencias psicológicas varían en función de la edad en base a la capacidad de comprensión de cada uno de los afectados.
Debemos tener en cuenta que estas alergias alimentarias pueden generar ansiedad en los niños. Incluso esta puede estar provocada por el propio estrés de los padres a la hora de enfrentar estos problemas. Hay que sumar el miedo que producen las pruebas médicas o las inyecciones.
Motivos por lo que es necesario establecer una comunicación reflexiva y equilibrada, contar con información veraz que poder compartir con los niños y apoyar una comunicación positiva entre progenitores y niños. El objetivo es alentar a los padres a que lo que deben transmitir a sus hijos es información útil sobre la alergia y no sus preocupaciones y temores.
“El manejo psicosocial de las alergias alimentarias se puede entender mejor cuando existe una comunicación clara entre padres e hijos, y entre los médicos y pacientes. Se trata de alcanzar un equilibrio entre el exceso de información médica y una óptima comprensión de los riesgos y recursos para afrontar el problema”.