El impacto en la huella de carbono del uso de inhaladores es una cuestión en auge en el sector sanitario. De hecho, se está generando una extensa literatura científica para arrojar luz en un momento histórico donde el cuidado del medio ambiente se ha convertido en una prioridad de las agendas de líderes y gestores internacionales.
Ya en 1987, el protocolo de Montreal contemplaba la eliminación de forma gradual de la producción y uso de los clorofluorocarbonos (CFC) y su sustitución por hidrofluorocarbonos (HFC). Si bien los HFC no merman la capa de ozono, lo cierto es que producen gases invernadero, con un efecto sobre el cambio climático hasta 2.900 veces más potente que el CO2.
En este contexto, otros dispositivos como los inhaladores de polvo seco (DPI, por sus siglas en inglés Dry Powder Inhaler) y niebla fina (SMI, de sus siglas Soft Mist Inhaler), tienen una huella de carbono 18 veces menor, demostrando que son iguales de efectivos y tienen el mismo precio que los inhaladores presurizados (pMDI, por sus siglas en inglés pressurized Metered Dose Inhaler).
A igualdad de condiciones, los autores del estudio apuestan por los inhaladores de polvo seco (DPI) para preservar el medio ambiente no solo en territorio sueco, sino a nivel internacional
Ahora un equipo de investigadores suecos ha querido ir un paso más allá y han publicado, en la revista Thorax del catálogo de The BMJ, el artículo ‘Carbon foot print impact of the choice of inhalers for asthma and COPD’ para analizar el impacto en la huella de carbono a la hora de elegir inhaladores para asma y EPOC.
Una de las conclusiones más llamativas del estudio, cuyo primer firmante es Christer Janson, es que un inhalador pMDI genera una huella de carbono hasta 246 veces superior en fase de reciclaje. En concreto, los datos revelan que, en esta fase (‘end of life’) suponen 7,38 kg netos de CO2, mientras que su comparador en polvo seco apenas causa 30 gramos.
Estas cifras también son extremadamente elevadas en la fase de uso (19,39 kg netos de CO2 frente a 0 emisiones) y superiores en el periodo de manufactura (1,11 frente a 0,73). Al cabo de un año, con una media de dos dosis por día, el pMDI genera 205,0 kg netos de CO2, mientras que su competidor solo supone 9,5.
Por todo ello y a igualdad de condiciones, los autores del estudio apuestan por los inhaladores de polvo seco (DPI) para preservar el medio ambiente no solo en territorio sueco, sino a nivel internacional.