Una investigación realizada en la Universidad de Gotemburgo (Suecia) ha comprobado que las actividades físicas que realizamos en el día a día, tanto en el trabajo como en casa, no bastan para protegernos de un ictus. Pese a ello, hacer ejercicio en nuestro tiempo libre y utilizar medios de transporte activos se asocian a un menor riesgo.
"La actividad física durante el tiempo libre y como medio de transporte es cada vez más importante ahora que muchos trabajos y actividades domésticas son cada vez más sedentarios", afirma el autor principal del estudio, Adam Viktorisson, investigador de la Academia Sahlgrenska de la Universidad de Gotemburgo.
El estudio abarca a 3.614 personas de la región de Västra Götaland, 269 de las cuales sufrieron un ictus en los veinte años que abarca el estudio. Tres meses después del ictus, 120 de ellas habían fallecido o dependían de ayuda para realizar actividades de la vida diaria.
Los beneficios para la salud de la actividad física son bien conocidos, pero los estudios anteriores tienden a centrarse principalmente en la actividad física durante el tiempo de ocio
Los datos sobre la actividad física se recogieron mediante encuestas. A algunos participantes también se les entregó un podómetro para que lo llevaran. La actividad física durante el tiempo libre o para el transporte mostró una relación con las mediciones objetivas de los podómetros, mientras que la actividad física en el trabajo no.
Los beneficios para la salud de la actividad física son bien conocidos, pero los estudios anteriores tienden a centrarse principalmente en la actividad física durante el tiempo de ocio. Las investigaciones de los últimos años han demostrado que, por el contrario, la actividad física en el trabajo puede tener repercusiones negativas para la salud, aumentando el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
"Cómo y cuándo realizamos actividad física parece desempeñar un papel crucial a la hora de determinar sus beneficios para la salud. En nuestro estudio, el tiempo de ocio y las actividades físicas relacionadas con el transporte se asociaron con un menor riesgo de ictus, mientras que las actividades durante el tiempo de trabajo o en el hogar no lo hicieron", señala Adam Viktorisson.
Adam Viktorisson: "Animar a la gente a ser físicamente activa en su vida diaria puede ser una estrategia importante para reducir el número de ictus"
"Los trabajos físicamente exigentes suelen estar relacionados con el estrés, pocas oportunidades de recuperación, contaminación atmosférica y, en general, peores condiciones socioeconómicas, lo que puede contrarrestar los efectos positivos de la actividad física", añade.
El estudio utilizó datos de la cohorte INTERGENE de la Universidad de Gotemburgo. Se encuestó a los participantes en el estudio y se recopilaron datos entre 2001 y 2004, que incluían tanto datos clínicos como datos de cuestionarios.
Los investigadores esperan que estos resultados aumenten la concienciación y propicien cambios en la política de salud pública para fomentar la actividad física en la sociedad. "Animar a la gente a ser físicamente activa en su vida diaria, por ejemplo caminando, montando en bicicleta y haciendo otros tipos de ejercicio, puede ser una estrategia importante para reducir el número de ictus y mejorar el pronóstico de las personas que los sufren", concluye Adam Viktorisson.