La salud mental en la población infantil atraviesa momentos complicados. Este fenómeno no puede atribuirse a una sola causa, aunque existen ciertos patrones que determinan cambios en el bienestar emocional de niños y adolescentes. Uno de los detonantes de este malestar está en la educación de los niños a nivel familiar y que, por tanto, condiciona sus relaciones sociales, así como su capacidad de rendimiento a nivel escolar.
Los datos disponibles hasta la fecha indican que esta situación es preocupante. “Los últimos informes de la salud alertan de que un 13,2% de la población infantil está en riesgo de padecer problemas de salud mental”, explica en una entrevista a ConSalud.esJosé Pedro Espada, director del Centro de Investigación de la Infancia de la Universidad Miguel Hernández (UMH). Además, este estudio también ha revelado que un 35% de los trastornos mentales comienzan antes de los 14 años, según informa el experto.
La ansiedad y la depresión son los problemas psicológicos más frecuentes en estas etapas de la vida, como afirma Espada. A estos problemas le siguen, añade el experto, aquellos relacionados con el comportamiento, como son el TDAH, el comportamiento negativista y la conducta antisocial. “También es especialmente preocupante el aumento de la ideación suicida y las conductas autolíticas”, continúa.
“Esto hace que nos encontremos escolares con menos habilidades para regularse emocionalmente, menos capacidad para manejar la frustración y para establecerse metas vitales significativas, y con menos recursos para manejarse y perseguir sus objetivos”
La sobreprotección o el déficit en algunos hábitos pueden generar esta sensación de malestar emocional. A lo sumo, actualmente se están produciendo una serie de cambios sociales, como puede ser la falta de contacto cara a cara con otras personas, que provocan más dificultades para enfrentar los problemas. “Esto hace que nos encontremos escolares con menos habilidades para regularse emocionalmente, menos capacidad para manejar la frustración y para establecerse metas vitales significativas, y con menos recursos para manejarse y perseguir sus objetivos”, puntualiza Espada.
Esta situación necesita una respuesta desde tres vertientes: el sistema sanitario, el educativo y el entorno familiar. “A nivel sanitario sin duda hacen falta más recursos, porque actualmente hay demasiada lista de espera y es dramático que alguien quede desatendido o que la atención no sea de la calidad suficiente por la falta de tiempo”, reconoce el director del centro. A esto se suma el papel del sistema escolar, que debe intervenir en la identificación de casos de riesgo, según expone el experto.
“El objetivo a largo plazo es revertir esta tendencia ascendente en la que nos encontramos”, destaca Espada. Para ello, los expertos recomiendan tres estrategias a nivel educativo que ayuden a mejorar la atención a la salud mental. Los programas de formación, la identificación de los casos de riesgo y la autogestión emocional son parte de estos tres pilares que, según indica Espada, “la evidencia dice que son intervenciones eficaces y que reducen la sintomatología emocional, incluyendo el riesgo de comportamiento o ideación suicida”.
FOTOGRAFÍA COMPLETA DE LA SALUD MENTAL
Por ahora, esto son solo recomendaciones de los expertos que están a la espera de ser consideradas por las administraciones para hacerlas efectivas. Mientras se suceden los estudios para garantizar una fotografía completa de la salud mental, como el proyecto de investigación EMO-CHILD, que busca conocer el estado de la salud mental de niños y adolescentes en todo el territorio nacional. “Hasta ahora tenemos recursos y datos limitados, o que provienen de áreas geográficas concretas”, señala el experto.
Esta investigación es única en España porque incluye una muestra amplia y representativa de los niños y adolescentes españoles, contestada por ellos mismos, y que combina metodología cuantitativa, cualitativa y clínica, según informa Espada. Entre las pruebas se incluyen test de evaluación psicológica, grupos focales de discusión con padres, escolares y profesionales, y entrevistas diagnósticas con los casos de riesgo.
“Es un estudio que toma el pulso de la situación y permite observar año a año cómo evoluciona y los factores que explican la mejora o el empeoramiento de la salud mental infanto-juvenil”
Esta iniciativa del grupo de investigación AITANA ya ha comenzado su andadura con acciones de estudio y recopilación de información en diferentes comunidades autónomas del país como Canarias, Extremadura, Madrid o País Vasco, entre otras. “Es un estudio que toma el pulso de la situación y permite observar año a año cómo evoluciona y los factores que explican la mejora o el empeoramiento de la salud mental infanto-juvenil”, concluye el director del centro.